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viernes, 17 de junio de 2011

Entre terceros - Capitulo 4 "Cupido"



POV CAROLINE.


Nahuel caminaba en silencio a mi lado, estábamos en la playa de la reserva la Push, caminando descalzos en la orilla, dejando que el agua y la arena se colaran en nuestros pies, yo llevaba mis converse en las manos y mis pantalones enrollados hasta mis rodillas y el hacía lo propio con sus jeans.



El mínimo resplandor que el sol se esforzaba por dar, a través de las nubes, hacia que todo lo verde que me rodeaba se viera no tan opaco como de costumbre. Escuchaba las olas,  mientras respiraba profundo, concentrándome en ellas, que chocaban entre sí como en una batalla de quien derrumbaba a la otra para al final terminar uniéndose. Estar allí me hacía sentir paz, ese lugar desde hacía varios años, luego de la muerte de mis padres, se había convertido mi refugio.


El silencio empezaba a hacerse incomodo así que voltee buscando a Nahuel con la mirada y encontrándome con que él me observaba, al encontrarse nuestras miradas, el sonrió ladinamente, viéndose enteramente perfecto.

– Parece que no nos quedan temas por los cuales discutir – dije sonriendo.

Escuche como se reía brevemente – Eso parece – coincidió encogiéndose entre hombros, con las manos en sus bolsillos de su pantalón de mezclilla  –  es divertido llevarte la contraría todo el tiempo, lo admito.

Rodeé los ojos – No sé cómo has descubierto tan rápido la forma de colmarme la paciencia, ¿seguro que no tienes dos dones?

Soltó una repentina carcajada, negó con la cabeza, como si no pudiera creer algo y seguidamente, me tendió la mano. Mire su palma, abierta, frente a mí, esperando alguna acción de mi parte. La tome, sin saber muy bien porque.

Seguimos nuestro recorrido, de nuevo en silencio, pero esa vez no era incomodo, se sentía completamente natural. Todo iba muy bien, el paisaje, la compañía, todo se sentía tan bien, que me preocupaba el hecho, de encajar tan rápidamente con un desconocido…Hasta que sentí algo perforar mi pie desclaso, haciéndome saltar, y en conjunto soltar una maldición por el dolor. Mire bajo mi pie la herida, parecía profunda y como era costumbre, mi sangramiento exagerado, hacia ver que era más grave de lo que en verdad era. Note, entre las olas que seguían yendo y viniendo bajo mis pies, una botella de vidrio partida hundida en la arena. Sentí las palpitaciones en mi pie derecho y camine lejos de la orilla.

– Me corte – murmure para mí misma mientras caminaba en dirección a un tronco, de esos viejos y enormes que caracterizaban esa playa, donde me senté y examine mi no tan grave herida. Nahuel no dijo nada, ante ese hecho alce la mirada para ver si seguía allí. Sentí mi respiración cortarse en mi garganta, al ver que sus ojos estaban más oscuros de lo normal y miraba mi pie fijamente, como si estuviera en trance. Maldita sea, la sangre.

Escuche un gruñido.

 – No me hagas daño – solté asustada mientras el avanzaba hacia mí, como al asecho de una presa. Parecía que no había escuchado mi suplica o simplemente ignoro olímpicamente mi petición. Cuando lo vi saltar hacia mí, cerré los ojos con fuerza, miedo y resignación.


Me senté en mi cama abruptamente, solté un agresivo jadeo al tiempo que abría los ojos como platos, pero tan pronto como los abrí los cerré, una luz segadora los hizo arder y gemí molesta. Mi respiración era errática y mi corazón  latía a mil a causa de la nada agradable pesadilla. Y como si fuera poco el sonido de mi despertador que descansaba en una de mis mesitas, me asusto más un segundo después, haciendo que saltara y cayera de la cama hacia el duro y frio suelo. Sentí el golpe amortiguarse en mi brazo derecho.

 Mierda – susurre molesta y adolorida. Solo pude cerrar los ojos con fuerza y cubrir mi rostro con mis manos, estaba temblando, respirando entrecortadamente y por si fuera poco con un dolor palpitante en mi brazo. Genial, había empezado el día con el pie izquierdo, o más bien, con el lado izquierdo de mi cuerpo. 

– Joder – murmure unos minutos después, mientras me ponía de pie aun adolorida ya asimilando que todo había sido una pesadilla.

Por suerte no me había golpeado la cabeza, eso ya sería el colmo. Lleve mi mano hacia la parte trasera de mi cabeza, para tocar la hinchazón del la zona golpeada el día anterior, había disminuido pero sentía punzadas nada agradables en la misma.

 ¡Caroline! ¡Hora de levantarse! – Grito Camila al entrar repentinamente a mi habitación haciéndome pegar un salto, a ese paso sufriría un infarto – ¿Estas despierta? ¿Tu sola? – se acerco y toco mi frente como si quisiera comprobar que no estaba enferma. Me miraba como si tuviera un tercer ojo.

– ¡Déjame! –  Me queje alejándome. Me dolía muchísimo la cabeza al mismo tiempo el brazo, el dolor iba aumentando cada segundo. Seguramente me saldría un cardenal del tamaño del mapamundi.

–  Uh… te has caído de la cama o levantaste con el pie izquierdo – se burlo de mi mal humor.

–  Me caí – murmure a lo que ella empezó a reírse.

–  Es que nunca escuchas el despertador, tenía que ser eso – salió de mi habitación y la escuche reír por el pasillo. Bufe y tomando mi toalla que guindaba tras mi puerta, fui directo al baño. Empezando a prepararme para el instituto, esperando que el resto del día no fuera una porquería como mi despertar.

Termine arreglándome, perezosamente, entre quejidos de dolor y flashbacks nada agradables sobre mi sueño, que se repetía una y otra vez frente a mis ojos. Luego de vestirme, con unos jeans oscuros, una camisa manga larga morado uva y unos zapatillas negras sencillas, deje mi cabello suelto peinándolo rápidamente y listo, les avise a todas que las esperaba abajo.

Mi pequeña familia, parecía estar sorprendida por mi hazaña del día: haber despertado temprano y sin necesidad de que mi hermana mojara mi rostro con agua fría. Exageradas. Mi humor no mejoraba mucho, tome un analgésico y me senté en la sala a esperar que mis hermanas terminaran de arreglarse. Había que admitir que era extraño ser la primera en estar lista para el día. Me quede completamente en silencio, ni siquiera quise encender la televisión. Solo se escuchaba los tacones de mi tía resonando sobre el piso de arriba, Karen y Kammy cantando,  y de nuevo los tacones de Melanie. Mientras tanto, mi cabeza no dejaba de rebobinar mi pesadilla una y otra vez, como lo había hecho desde mi despertar. Nahuel…Sangre…Ataque.

Hice una mueca de dolor al sentir una punzada en mis sienes. Tal vez había sido muy precipitado sentirme en confianza con él, con los Cullen en general. Lo había tomado con demasiada calma, concentrándome en Carlie. En mi amiga, no quería herirla con mi rechazo. Pero… Ellos eran vampiros, vegetarianos o no, eran seres siempre sedientos, siempre deseosos de sangre. Carlie, era uno de ellos, pero había una diferencia; ella era mi mejor amiga, nunca me lastimaría, confiaba plenamente en ella.

¿Pero conocía a Nahuel?  No.

Caroline no eres una persona que discrimina a los demás por lo que son.

Oh, vale. Claro que no. Pero esta vez no se trata de su color o nivel social ¡el es un vampiro! Debería haber alguna excepción.

Carlie también lo es.

Ella es mi amiga.

Y él es su hermano, ella no te dejaría en manos de alguien que se atreviera a matarte. El no te haría daño… ¿o sí?

Genial. Ahora ambos lados – el racional y el demente – de mi conciencia dudaban. Nahuel, parecía ser un buen chico y me caía bien, la verdad había descubierto que me gustaba estar con él, a pesar de que solo habíamos compartido un rato. El día anterior había analizado todo lo que sabía, ese gran secreto, que no me pertenecía pero yo formaba parte de él. Estuve clara, pero ahora dudaba seriamente de mi decisión. ¿Sería capaz de cargar con todas las consecuencias? ¿Arriesgarme a que una situación similar a mi pesadilla se volviera realidad y terminara muerta a manos de un vampiro o que terminaran dándome muerte por ser una humano que sabía demasiado?…

Suspiré.

– ¿Estás bien, cielo? – hablo Melanie quien estaba de cuclillas frente a mi, sacándome de mis ensoñaciones. Ese día vestía y lindo conjunto verde aguamarina.

Asentí de inmediato – Si.

Frunció el ceño y me miro con ojo clínico –  ¿Aun te duele la cabeza?  toco mi frente, se veía preocupada.

– ¿Cómo lo sabes?

–  Tu humor – respondió riendo.

Medio sonreí – Si, pero ya pasara.

– Bueno cielo, yo debo irme – se acerco y beso mi mejilla, su delicioso perfume lleno mis pulmones. Era parecido al que mama usaba. Se incorporo y a paso rápido, camino hacia la puerta.

Mi tía salió de la casa, escuche el rugido del motor de su mini Cooper azul, alejarse y como siempre que alguno de mis familiares salía en auto, fruncí el ceño. Había superado con el pasar de los años, mi temor a los autos, resultado del accidente de mis padres, siempre y cuando no fuesen a una velocidad excesiva, ni estuviese lloviendo fuertemente, mucho menos de noche, era muy paranoica con ese tema. Sentí una vibración en mi bolsillo derecho, mi móvil. Lo saque y mire la pantalla, era un número desconocido, pulse el botón para responder y me lo lleve al oído.

– ¿Alo?

¿Caroline? – esa voz me congelo. No me sentía preparada aun para verlo o escucharlo, seguía dudando de todo.

– ¿Nahuel?  - solté incrédula.

¡Chica humana! Buenos días – saludo con un tono alegre. Pero demasiado alto, retumbo en mi tímpano, haciéndome hacer una mueca de disgusto, aleje el teléfono de mi oreja por reflejo.

Buenos días… ¿Qué ocurre? – Dije con voz baja – Hey habla más bajo, por favor. Me duele la…

–  Cabeza, lo sé.

– ¿Cómo lo sabes? Ahora también me vigilas ¿en qué parte de la casa estas? – dramatice mirando a todos lados. Aunque era posible que si estuviera viéndome. Los vampiros podían hacer todo.

El rio –  En frente, justo en la puerta.

– Sí, claro – solté con sarcasmo –  Hablo enserio ¿cómo lo sabes de mi dolor?

Alice te vio cayéndote de la cama, te pido que te cuides de caer de la cama y es lo primero que haces, chica desobediente – se carcajeo y yo gruñí  recordando el comentario del día anterior.

– ¿Alice? ¿Me vio?  Qué vergüenza – solté sonrojándome.

–  Sí, se que estás enterada de su don ¿no?

– Si, Carlie me hablo de todos los dones. Pero no entiendo ¿porque me vio?

Te metiste en la cabeza de todos, ella no fue la excepción.

No entendí muy bien su respuesta, así que no dije nada mas sobre eso, desvié el tema – Bueno ¿para eso llamabas? ¿Para preguntar algo que ya sabias? ¿Cómo has conseguido mi número?

¿Siempre haces tantas preguntas a la vez?

– Solo responde mis preguntas – insistí.

–  Ok, ok, lo siento. Tu humor es de perros hoy – casi pude ver la sonrisa dibujada en su rostro –  Llame para pedirte que abrieras la puerta pues traigo tus cosas y calmantes. Y me lo dio Renesmee.

– ¿Estás hablando enserio? – dije mientras me levantaba lentamente del sillón y enfocaba mi vista en la puerta de madera.

–  Absolutamente, no creo que sea conveniente que toque la puerta pero si insistes…

– ¡No! Mis hermanas podrían verte – sin decir más colgué y rápidamente camine a la puerta.

Respire profundamente, tratando de apartar las imágenes de mi sueño que aparecían frente a mí como diapositivas fugaces. Abrí la puerta. Allí estaba él, con una mano metida en el bolsillo y la otra sosteniendo mis mochilas. Se veía increíblemente bien, con una camisa azul oscuro que se adhería a su cuerpo atlético, y unos pantalones de mezclilla algo oscuros. Cuando me percate que lo había examinado de pies a cabeza sin mucho disimulo mire su rostro y me miraba con ese aire burlón tan propio de él.

– Hola – fue todo lo que dije.

– Hola – me sonrió y alzo los bolsos, entregándomelos.

Tome ambos y los deje en mi hombro derecho, el que no estaba adolorido  – Gracias – murmure.

– De nada – saco su mano del bolsillo y me extendió una caja – aquí están las pastillas que calmaran tu dolor de cabeza.

Asentí y con mi mano libre la recibí – Supongo que gracias por esto también.
– Ve adentro y tomate una, se aliviara rápido.

Obediente a lo que me decía me di la vuelta pero pare mi andar en seco y me volví a mirarlo –  ¿Nos vemos más tarde? – pregunte sin saber muy bien porque. Quería volver a verlo aunque me diera algo de miedo, tenía muchas preguntas que hacerle.

– ¿Eso quieres? – pregunto.

Fruncí el ceño – Te lo debo – repetí sus palabras.

El sonrió ampliamente –Bueno, hasta más tarde.

– Luego del instituto – dije para afirmar que el día anterior había hablado enserio, aun no me creía del todo que él quisiera salir conmigo, aunque fuera un paseo de amigos, era extraño.

Pasare por ti.

Asentí – Saldré algo tarde hoy.

 Lo sé. Tengo tu horario – se limito a decir encogiéndose entre hombros.

– ¿Cómo lo conseguiste? – pregunté cautelosa.

Es el mismo de Carlie.

Asentí de nuevo - Te diría que pasaras pero mis hermanas pueden bajar y creo que si no tenemos una buena fachada para ti no nos conviene que te vean conmigo – explique en voz baja, alerta a algún sonido que me indicara que las gemelas pudieran estar cerca, lo cual era estúpido, el lo escucharía antes que yo.

– Entiendo. Date prisa, tus hermanas casi están listas.

Entre a la casa y deje una mis mochilas escondidas en el cuarto de limpieza, la otra la deje colgada en mi hombro. Fui a la cocina por un vaso de agua y me tome una de las capsulitas blancas que me había traído Nahuel. Deje el vaso en el lava platos y me recosté de espaldas a el mismo.

Había sido realmente considerado traer mis cosas, pero sobre todo que la tía de Carlie lo viera y enviaran calmantes para mi dolor de cabeza. Era muy lindo de su parte, ellos no querían hacerme daño, al contrario. Me sentía mal al desconfiar.
Vamos Caroline decide ahora qué demonios harás – me reprendí mentalmente.

Mira la cajita de pastillas sobre la alacena. Luego mire en mi muñeca izquierda la pulsera de amistad que Renesmee me había dado hace bastante tiempo. Finalmente pensé en lo amables que habían sido los Cullen y…la sonrisa cálida de Nahuel. Suspire. Me atrevería a confiar ciegamente en ellos.

– ¡Buenos días! – saludo Karen entrando a la cocina seguido de Kammy.

– Buenos días – murmure tomando el agua que quedaba en mi vaso y escondiendo la cajita de pastillas tras de mi.


Como cualquier mañana normal, mis hermanas me dejaron en el aparcamiento, casualmente, llegue justo en el momento en que Jacob, como hacía a diario, dejaba a Carlie. Al despedirse se abrazaron por más tiempo de lo necesario en un abrazo de “te veo luego” parecía algo mas como “Ya te extraño y aun no te has ido”. Me acerque a mi amiga quien se quedo embobada viendo como el Volkswagen, se alejaba.

– Hey Carl ¡Buenos días! – exclame cerca de su oído.

Ella contuvo un salto – ¡Demonios! – Exclamo y yo reí – Caroline no te sentí llegar.

– Tengo el presentimiento de que podría caer una bomba nuclear y igualmente, no lo habrías notado – ella se sonrojo mientras me fulminaba con sus profundos ojos chocolate –  ¿Qué? – Me queje con tono inocente – es la verdad.

Suspiró – Puede que tengas razón – admitió y sonreí triunfante – es que… es complicado – frunció el ceño.

– Tengo un cerebro para entenderlo – insistí – Además, tienes que contarme lo que pasa entre ustedes. Solo confirma mis sospechas.

– ¿Sospechas?

– Se que algo pasa entre ustedes, no hay que ser demasiado inteligente para notarlo – dije rodando los ojos.

Se encogió entre hombros y metió las manos en los bolsillos de su Jean negros, que combinaba con una camisa rosa holgada y unos tenis a combinación – Bueno, en verdad no pasa nada, somos los mejores amigos – su tono fue decepcionado.

– Si claro – solté con sarcasmo – no me lo creo, la manera en cómo te mira es…

– ¿Es que?

– Intensa…es como si fueras todo para él. Siempre esta tan pendiente de ti, cuando está contigo sonríe como si se le fuese a romper la cara, cuando te ve se le iluminan los ojos, te cuida, parece que observa con detenimiento cada movimiento que haces, como si le encantara el solo hecho de tu respiración. 

Exactamente igual que tú con él. No sé cómo explicarlo, nunca vi nada parecido a lo que hay entre ustedes. No había dicho nada porque pensé que era tu primo y esperaría a que tú me lo confiaras, pero ahora que se que las cosas son diferentes...

– No hay nada – replico.

– Oh claro que si, y mucho. Está enamorado de ti, no sé cómo no te das cuenta. Y no sé como él, no nota que se te cae la baba cada vez que está cerca.

– Tal vez solo estés viendo cosas que no son, me cuida porque tiene un instinto protector, típico de los hermanos mayores – iba a contradecirla cuando me corto hablando de nuevo - ¿Nahuel estuvo en tu casa?

– Sí, fue a llevar mis cosas y el calmante que por cierto hace milagros, me siento excelente. Gracias de mi parte a Alice y Carlisle.

Sonrió – Que bien que te sientas mejor. Supe también que saldrás con el…

– ¿Cómo lo sabes?

–  Alice, estuvo mirando tu futuro – conto en voz baja algo avergonzada – espero no te moleste…

–  Por Dios, nunca me he planteado si me molesta que alguien mire mi futuro, supongo que no – me reí ante la extraña situación.

– Demasiada naturalidad de tu parte – rio conmigo – pero me hace muy feliz que te estés adaptando a esto tan…rápido – murmuro cerca de mí.

– Fue el golpe en la cabeza, me ha dejado más loca de lo que estaba – bromee mientras caminábamos bajo la llovizna que había empezado a caer.

– Es posible – murmuro sonriendo.

– Vale ¿puedo saber que vio Alice? – dije con tono bajo.

– Estarás bien, solo estábamos viendo eso.

– ¿Hay alguna razón por la cual podría haber estado mal?

– Caroline – trago grueso – como explicarlo, el es ya sabes – dijo mirándome.

– Un… –  asintió – dime algo que no sepa – rodé los ojos.

Bufo – Eso es razón suficiente para al menos dar un vistazo para asegurarnos de que este todo en orden ¿no crees?

– El no me lastimara – dije segura.

– Es tan extraño que confíes tanto en el, a penas lo conociste. Es como si algo en ustedes hubiese hecho…clic.

Alce una ceja al captar el significado de sus palabras – Sé por dónde vas y detén tu tren cariño. Te me estés desviado del tema, hablábamos de Jacob Black y tu; Nahuel y yo estamos de mas.

Sonrió triste – Creí que había logrado distraerte.

- Se necesitan años de práctica las únicas que logran distraerme son mis hermanas. Soy distraída sí, pero solo cuando me conviene – sobreactué una sonrisa angelical y ella rio – Ahora cuéntame.

 – No sé por dónde empezar – susurró mientras buscaba sus libros en su casillero, que se encontraba justo al lado del mío.

– Desde el principio – La animé mientras tomaba mi libro de biología – ¿Cómo se conocieron? ¿Cuándo te enamoraste de él? – empecé a preguntar.

–  Jacob ha estado conmigo toda mi vida, desde el día en que nací – dijo en voz baja.

Cerré mi casillero y me gire para prestarle atención – ¿Desde qué naciste? Tendría un promedio de diez años cuando eso paso ¿no?

- No, en realidad tenía 17 – suspiro y cuando iba a pedir una explicación me corto volviendo a hablar  – Jacob… tiene 25 años, Caroline. Sé que no los aparenta del todo, pero es su edad.

–  En realidad si los aparenta un poco, unos 23 para ser sincera, me sorprendió cuando la primera vez que lo vi me dijiste que tenía 18 - confesé.

Jacob no es uno de los nuestros pero tampoco es humano Contó en tono muy bajo, los demás pasaban a nuestro lado sumergidos en sus propias conversaciones, sin imaginarse de lo loco que era nuestro tema de conversación - quiero ser completamente sincera, no lo veras envejecer, tiene vida eterna, aunque es opcional.

Demonios ¿yo sería la única anciana en unos 30 años?

– Joder – murmure sorprendida en un tono aun más bajo –  entonces ¿Qué es? – pregunte, la curiosidad me mataba.

– Ese secreto no me pertenece, Line. Espero que lo entiendas pero no puedo contártelo – respondió con una sonrisa que tenía como mensaje un “lo siento” - solo quería que lo supieras, tal vez, mas adelante el me permita contártelo.

Suspire, la curiosidad empezaba a carcomerme pero debía aprender a respetar lo que ella consideraba que no me podía contar. Pero…más adelante lo averiguaría - Sigue con tu historia – anime.

Siempre ha sido como un hermano. Me protege, siempre esta cuando lo necesito, me apoya en todo lo que quiero. Ha sido como esa especie de hermano mayor, que Nahuel, si, representa para mí. Pero con Jake es distinto, simplemente desde hace unos años  he dejado de verlo de esa manera…

– ¿Ahora lo vez como…?

–  Como el amor de mi vida – admitió con un suspiro triste recostándose de espaldas a su casillero luego de cerrarlo – Lo quiero muchísimo, estoy segura que estoy profundamente enamorada de él. Pero el problema es que el me ve como esa nenita que corría tras el jugando a la pelota, no importa cuántos años aparente el simplemente me ve como a  Rebecca.

– ¿Quién es?

–  Su hermana.

Fruncí el ceño – No creo que las cosas sean como dices, he visto la manera en como él te mira.

– Puede que sean ideas tuyas.

– Lo dudo. No suelo equivocarme – replique.

Ella alzo una ceja – Tampoco sueles ser modesta.

Me reí – Lo sé. Pero vale ¿Por qué no se lo dices?

– ¿Qué? ¿Qué lo quiero? – soltó sorprendida y abriendo mucho los ojos, me miraba como si tuviera una segunda cabeza.

– Sip – asentí con una sonrisa, dándole ánimos.

– No podría – hizo una mueca – eso podría arruinar el estilo de “relación” – hizo las comillas con sus dedos – que tenemos.

– O tal vez, podrían llegar a una “relación” – imite su gesto – como la que tu quieres.

– No lo sé... Jacob está enamorado de alguien más…

– ¿Tiene novia?

– No – respondió de inmediato – o eso creo, la verdad no lo sé. Pero sus amigos hablan de una chica todo el tiempo, no la conozco, el solo les dice que cierren la boca y ellos se ríen de su broma privada. Y yo solo puedo fingir una sonrisa, conteniendo mis ganas de decirle que lo quiero,  por miedo a que se aleje de mi. Nunca hablamos del tema, sería demasiado doloroso para mí escuchar que quiere a otra chica.

– Esto parece telenovela, no sé porque la gente se da tanto lio con eso de los sentimientos, pienso que están hechos para demostrarse y admitirse.

– No es tan fácil – murmuro mirando al  suelo con gesto triste – estoy enamorada de mi mejor amigo – rio a penas – que cliché esta esto.

– Vamos a hacer esta historia aun las cliché haciendo que termines siendo el amor de su vida – dramatice colocando mis manos abiertas sobre mi corazón y suspirando exageradamente – seré su Cupido, solo déjame comprar las flechas.

Me dio un ligero golpe en el hombro izquierdo mientras reía.

– ¡Hey! – Me queje – deberías agradecer que hare el papel del niño con pañal, ustedes dos están enamorados y solo están perdiendo el tiempo estando separados.

Me miro con una seriedad que me asusto por unos segundos – Tu no harás nada – dijo cada palabra lentamente, como dándome esa orden.

– Yo hare que ustedes estén juntos – le hable lentamente y  me cruce de brazos, ella rodo los ojos.

El sonido del timbre nos interrumpió.

–  Hora de ir a clase – dije acomodando mi mochila sobre mi hombro.

– No hemos terminado esta conversación, tú no harás…

– Llegaremos tarde – interrumpí ignorándola halándola por el brazo para que caminara.

– Caroline – dijo con tono reprendiente.

Me reí en su cara con descaro – Vamos Carlie, deja de quejarte como anciana – y sin decir más, la arrastre a nuestra primera clase.

Las clases transcurrieron lentamente, pues no teníamos pruebas ese día. Pero al día siguiente tendríamos dos exámenes finales. Carlie no había dejado de pelearme desde mi decisión de ser el Cupido de ella y su “primo”, no tenía la mínima idea de que haría pero solo daría un empujoncito.  Salimos de clases a eso de las tres, debido a que ese era el día donde veíamos más asignaturas, almorzamos en el instituto, estuvimos con nuestros amigos. Típico martes. Era como si yo aun no supiera el gran secreto que todos ignoraban, todo seguía como siempre, solo que esas cosas de vampiros se colaban en mi mente la mayoría del tiempo.

Cuando Jacob llego por Carlie, ella solo se dedico a mirarme fijamente advirtiéndome que no dijera nada que la pusiera en evidencia, simplemente me dedique a sonreír y lanzar indirectas, como si nada pasara. Jake me miraba extrañado y Carlie terminaría asesinándome a ese paso, por lo que fue un alivio para ella cuando se fueron. Yo por mi parte para hacer tiempo y que mis hermanas pasaran por mi, fui a la biblioteca por unos libros y mientras buscaba entre la sección de historia para mi ensayo del Viernes...

– Hola – susurro alguien cerca de mi oído y me sorprendió la rapidez con la que la reconocí.

Salte y me di la vuelta, llevándome la mano al pecho - ¡Nahuel! ¡Demonios! ¡Me mataras de un infarto! – exclamé jadeando.

– Shhh, tranquila – se rio de mi reacción.

Respire profundamente y puse los ojos en blanco – Por favor, deja de aparecer así. Hazlo como las personas normales, déjame verte y luego me saludas, ya sabes procedimientos humanos – solté con sarcasmo.

Sonrió y aunque no lo quisiera admitir me quede atontada con la belleza de su rostro, el era una pieza de perfección digna de admirar, cosa que ni al borde de la muerte admitiría en voz alta.

– Vale, lo siento – se disculpo.

Cerré los ojos sintiéndome tonta por no ser capaz de quitarle los ojos de encima 

– ¿Qué haces aquí? – quise saber.

– Vine por ti – respondió encogiéndose entre hombros.

– Creí que lo olvidarías…

– Tengo buena memoria – se quedo mirándome por un tiempo que se me hizo demasiado largo, pudo haber sido un simple segundo pero se me hizo eterno su escrutinio, me observaba y parecía estudiar cada detalle de mi cara, como buscando algo. Yo hacía lo mismo con el sin encontrar nada malo, pero el ¿qué tanto miraba? es decir, no es que fuera fea, tenía la suficiente autoestima para no sentirme demasiado pequeña a su lado, pero…

– ¿Qué buscabas? – dijo de repente y me sobresalte.

– ¿Qué? – dije como tonta mientras bajaba la mirada aturdida.

– Estas en la biblioteca eso quiere decir que buscabas un libro – aclaro.

Asentí frunciendo el ceño – Un estúpido libro sobre la estúpida 3era guerra mundial – murmure volteándome de nuevo sintiendo un pequeña necesidad de evitar su penetrante mirada– debo hacer un ensayo para el Viernes – le conté.

Se recostó en el estante, junto a mí. Mirándome, poniéndome nerviosa.

– ¿No es malo que te muestres en público así como así? – hable con ansias de distraerme y olvidar lo nerviosa que de pronto me sentía a su lado.

– Caroline, no llevo mi verdad tatuada en la frente – murmuro.

– No lo digo por eso, es solo que la gente empezara a preguntarse quién eres.

– Seré un chico misterioso, eso aumentara tu nivel de popularidad – vi de reojo su sonrisa.

– No me interesa ser popular. Así que mejor idea una explicación que yo pueda decir cuando Rina Verne o Marianne Reed me lo pregunten.

– ¿Quiénes son ellas?

– Las más putas y cotorras de todo el instituto. Te verán como carne fresca y querrán saber quién eres.

– ¿Carne fresca?

– Estas consiente que para los ojos humanos eres jodidamente perfecto, así que no me jodas no te lo diré para subir tu ego.

Se rio – ¿Jodidamente perfecto? ¿También para ti?

Bufe – No hare crecer tu ego, Nahuel – por fin visualice el titulo que buscaba y tome el libro sonriente por haberlo encontrado por fin – Así que si eso esperas, deja de soñar – le dije atreviéndome a mirarlo con una sonrisa sobreactuada.

– No es subir mi ego, me gusta saber qué piensas.

– No me gustaría que supieras todo lo que pienso, créeme – murmure aliviada de que no tuviera el don del padre de Carlie.

Fui a retirar el libro con la Señora Sarah Evenson, la bibliotecaria de unos 40 años de edad con el cabello castaño y unos cálidos ojos verdes tras unos lentes antiguos rojos con aumento, note como, desde su escritorio de madera clara, y brillante, observo a Nahuel detenidamente quien estaba tras de mí, seguro dándose cuenta que era la primera vez que lo veía y que no era del pueblo.

– Gracias – dije cuando me devolvió mi carnet de biblioteca.

– De nada, cariño.

Metí el libro en mi mochila, y mire a Nahuel – Vamos – murmure desesperada por huir del escrutinio de Sarah. Salimos de la biblioteca, yo con paso apresurado, el siguiéndome.

– ¿Lo ves? Ya empezaran las preguntas – dije con fastidio volteando a mirarlo una vez que estuvimos en los pasillos.

– ¿A qué te refieres? – dijo inocente frunciendo el ceño.

– La bibliotecaria se te ha quedado viendo, tenemos suerte que el pasillo este vacío.

– Deja de preocuparte, eso debo hacerlo yo – murmuro frunciendo el ceño – No quiero que cuando estés conmigo te sientas incomoda, si será así, lo mejor será que desaparezca.

Sentí una punzada en el pecho, me sorprendió el cómo me afectaba la idea de que el desapareciera. No quería eso. Suspire cansada por mis confusiones – Eres demasiado tranquilo. Solo trato de mantener la fachada.

– Tranquila, todo estará bien. Créeme – me dijo con una sonrisa mientras me miraba.

Asentí no muy segura pero sin poder evitar devolverle la sonrisa – ¿A dónde iremos? – pregunte para cumplir con lo que me pedía.

– La playa, ayer te lo dije.

Las imágenes de mi sueño volvieron y sentí como mi corazón se altero. Detuve mi caminar en seco.

– ¿Pasa algo? – pregunto mirándome preocupado.

– No – corte tratando de controlar las imágenes fugaces en mi mente.

– Pues parece que tuvo un efecto no muy bueno cuando mencione la playa – insistió.

– Lo sé es solo que… - Alice dijo que estaría bien ¿de qué me preocupaba? Seguro había sido uno más de mis sueños locos – ¿respetarías el hecho de que no quiero hablar del tema? – pregunte siendo sincera.

Frunció el ceño y miro al frente – Claro, es tu privacidad. Lo respeto.

Sonreí aliviada de que no me presionara – Gracias, ahora… - Vamos Caroline, confiar en ellos como en cualquier  humano, nada va a pasarte – vamos a la playa – concluí cuando estuve segura de que eso era lo que quería. 


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Hola Chicas, espero anden bien. Aquí les traigo nuevo capi c: espero les guste y les inspire un comentario, gracias por tomarse un tiempo y visitar mi blog, gracias por sus comentarios.
Besos
Las quiero.
CaroR.

6 Palabritas que me inspiran :):

Noel Arias dijo...

Hola Caro!!!
Aqui pasando a leer tus hermosos fics!!
Ame el capitulo y me encanta la personalidad que tiene caroline. Se ve que es una chica fuerte y una gran amiga!!
Ojala su pesadilla no se vuleva realidad y disfrute de un lindo paseo en la playa.

un beso enorme!!
te quiero amiga!!!

Nikol R. dijo...

uff!!! que sueño el de CAroline, Dios¡¡¡¡ amo demasiado a Nahuel¡¡¡ y tu me odias e.e hehehhe mentira no mas es hehehhe la playa¡¡¡¡ oh my god¡¡¡¡ tengo una ligera sospecha de algo pero no digo nada por que no creo que sea eso hehe, bueno en fin que loco sueña con la playa y pum ¡vamos a la playa! hahahah ya sabes, me encanta la historia esta de lo mejor¡¡¡ quiero más¡¡¡ ;) espero por más

NessieCarlie dijo...

Hola, espero q no te molesten mis comentarios pero me gusta ser sincera jeje para ser clara ya he leido tus otros fics y me encantarondemaciado me gusta como escribes :) pero cuando anuciastes este fic pense q seria algo diferente y q no me iba a gustar del todo ya que como dice el titulo es de entre terceros jeje pero ayer decidi leer un poco para ver de que se trata y no te niego ni te miento cuando te digoo q quede flechada xD jaja enserio pense q no me gustaria pero en cuando lei el primer capitulo ya no pude para de seguir leyendo jaja deberas q tienes talento sigue asi :) espero leer los proxiimos capitulos muy pronto cdt. y grax por darnos buenas historias que leer :)!!!

NessieCarlie dijo...

Caro!!! no dejes de subir los capis!!! :'(

Anónimo dijo...

ME ENCANTOOOOO :)

Bell.mary dijo...

Me gusto mucho el capitulo, me gusta Caroline ademas de ser una chica muy fuerte y decidida es una excelente amiga y Nessie puede contar siempre con ella, ojala y pueda hacer algo para que Nessie y Jacob puedan estar juntos.
Besos.