Luego de que termine mi almuerzo, bajo el escrutinio de
Nahuel, lave los platos y volví a dejarlos en el fregadero. Sentía su mirada
clavada en mi espalda y una vez que guarde los trastes, me seque las manos con
uno de los pañitos blancos que colgaban a un extraño de la cocina, me volví a mirarlo.
– ¿Dónde están las chicas? Se supone que no trabajan los domingos – Estaba sentado, de brazos cruzados, recostado a la silla.
–Hoy sí. pero solo será hasta eso de las tres ya que han
pedido sus vacaciones y empiezan mañana.
– ¿Y Melanie?
– Está en casa de unas de sus amigas, según nos contó
anoche tiene pensado ayudarla a su amiga Tyra a decorar la habitación, para el
bebe que espera o algo así.
– Oh, genial – respondió con un asentimiento – ¿Tienes
planes para la tarde?
– No. ¿Alguna idea? – me recosté de espaldas al mesón de la
cocina.
– Nada – medio sonrió – pensé que podría quedarme contigo –
confesó tímido, encogiéndose entre hombros.
– ¡Claro! – Acepté feliz – pero no te aseguro que te
divertirás, los domingos son mi día de relajación total.
– No me importa, siempre y cuando este contigo – dijo
mirándome fijamente, casi me podía sentir algo intimidada por la forma en la
que sus ojos me observaban. Fija y descaradamente. Sin embargo, me parecía ver
un rastro de tristeza en el profundo tono marrón de su iris.
– ¿Nunca te has preguntado en que terminara todo esto? – la
pregunta salió automáticamente de mis labios, mientras terminaba de formularla
en mi mente, rompiendo así el silencio que había inundado el ambiente.
– ¿A qué te refieres? – respondió con otra pregunta
mirándome interesado.
– A lo obvio –
fruncí el ceño – tu eres inmortal y yo una simple humana ¿No te parece que esto
es demasiado imposible? – Caroline, por primera vez en semanas, estás
diciendo algo con lógica y sentido.
– ¿Con eso quieres decir que te arrepientes de estar
conmigo? – Ok, con preguntas sin respuestas no íbamos a llegar a ningún
lado.
– No. Es solo que me lo pregunté por un momento… Después de
todo, son cuestiones de pura lógica. Creo que estamos metiéndonos en algo
realmente complicado – me cruce de brazos.
– El amor es complicado – se limito a decir con una
mueca/sonrisa.
– ¿Amor? – solté en un susurro sorprendida.
– Esa palabra es la única que podría complicarnos todo –
explicó, poniéndose de pie – Que tu llegaras a enamorarte de mí.
– ¿Y porque no puede ser al contrario? – refunfuñe. Claro,
la débil humana era la única que podía caer perdidamente enamorada del vampiro –
Pensé.
– Porque yo ya lo estoy de ti – confeso y en un par de
pasos estuvo frente a mí.
Su confesión me había tomado con la guardia baja, no creía
que el tomara sus sentimientos hacia mí dentro del concepto amor.
– He tenido
demasiado tiempo para quererte. Con el pasar de los años, en silencio o no, mis
sentimientos crecieron. Y he aquí tratando de hacer que me correspondas
enteramente – sonrió y deshizo el cruce de mis brazos, me deje hacer y el tomo
mis manos – Entonces de este modo, llegamos a la conclusión de que la única que
podría complicar esto eres tú – concluyó.
– ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Limitar mis sentimientos?
– empecé a preguntar sintiéndome confundida.
– ¿Qué sientes por mi?
– ¿Vamos a pasar el resto del día formulando preguntas sin
respuestas? – me quejé ansiosa.
– Estoy esperando una respuesta.
Suspiré – Yo también estoy esperando las mías.
– ¿Me quieres? – presionó, ignorando mi queja.
– Sí. Claro que te quiero – respondí como si la respuesta
fuera más que obvia.
– Entonces esto se está complicando – dijo y sonrió
ladinamente.
– ¿Por qué sonríes? – reclame.
– Me gustaría que esto se complicara, porque, por mi parte
todo está de cabeza. Desde el momento en que decidí acercarme, sabía que si por
alguna razón tú te interesabas en mí, en algún momento las cosas se
complicarían
– ¿Qué haremos si eso pasa? – estaba empezando a
preocuparme.
– ¿Quieres hablar de eso ahora? Creo que últimamente tienes
suficientes cosas por las cuales abrumarte. Si llegara a pasar buscaríamos el
modo de sobrellevarlo, por ahora solo dejemos que fluya. ¿Está bien?
- Lo siento… es solo que me lo preguntaba. Pero mejor que
callo, estoy diciendo tonterías.
– No son tonterías. Es tu lado cuerdo, el de la lógica.
– Nada tiene lógica, por eso ignoro cualquier pensamiento
que provenga de ello.
Rió entre dientes – Me parece bien. Supongo, que gracias a
eso estamos aquí – alzo nuestras manos tomadas y las mire al tiempo que sonreía
junto con el.
…
– ¿Puedo preguntar algo? – preguntó Nahuel vacilante.
– Por supuesto, lo que quieras – concedí.
Ambos estábamos en la sala, en el mueble grande. Yo me
sentaba con la piernas dobladas bajo de mi y el a mi lado rodeando mis hombros
con su brazo, abrazándome a él. Teníamos un rato allí, solo hablando mientras
yo buscaba algo interesante que ver en la televisión, pero como el típico
domingo no había nada interesante.
– ¿Qué has pensado con respecto a Alice?
Alice…
Apague el televisor y fije toda mi atención en Nahuel
alzando el rostro para hablarle de frente – Nada concreto – fruncí el ceño –
para serte sincera, había excluido ese tema de mi mente, desde hace varias
horas.
– ¿Por qué? – preguntó de nuevo, frunciendo el seño
levemente, igual que yo.
– Quise volver a tener una noche humana, sin preguntas
locas en la mente. Solo me despeje, para poder pensar con claridad luego.
– Y ahora… ¿Qué piensas?
Guarde silencio por unos minutos, respondiéndome
primeramente a mí misma, su pregunta
antes de exteriorizar una respuesta coherente. Él se mantuvo en silencio
aguardando mi respuesta.
– Necesito verla…Quiero hablar con ella. Decirle todo lo
que debí decirle anoche, cuando en vez de hacerlo corrí…
– Yo podría llevarte esta tarde a verla – se ofreció
viéndose contento por mi respuesta.
– Creo que eso
estaría bien.
Sin querer un bostezo se escapo de mí boca, la cubrí con
ambas manos y luego me restregué los ojos. Me sentía algo cansada, me había
despertado relativamente temprano luego de una noche en familia, había aseado
toda la casa y había comido en gran cantidad. Mi organismo pedía una cama.
– ¿Demasiado aburrida?
– No, claro que no.
Es solo que no he dormido mucho, anoche me fui a la cama muy tarde.
– ¿Quieres tomar una siesta? Yo puedo volver después…
– No, nada de eso. No quiero que te vayas – por puro
impulso envolví mis brazos en su cuello y atraje su rostro al mío, lo miré
directamente a los ojos y sonreí. El correspondió el gesto y un segundo
después, unió sus labios con los míos brevemente, y los roso un par de veces
con delicadeza. Cerré los ojos ante su contacto y luego fui yo quien busco su
boca de nuevo. Nos besamos lentamente, sin prisas, simplemente disfrutando de
ese momento, esa fracción de tiempo que parecía perfecta. Sin importar
absolutamente nada mas que no fuera lo bien que nos sentíamos juntos.
– Te vas mañana y
quiero que pases todo el día conmigo – admití, una vez que rompimos nuestro
beso y nos mantuvimos cerca, con nuestras frentes unidas, y nuestras miradas
enlazadas. El me hacía sentir tan bien, como si de una ilusión se tratara,
algunas veces, sentía que era imposible que un ser como el existiera, tan
hermoso, tan transparente. Sus ojos cafés reflejaban un alma pura, preciosa.
¿Estaba enamorándome de él,
acaso?... Nunca antes me había enamorado en toda la extensión de la palabra,
pero estaba casi segura que de la manera en cómo me sentía en ese momento, era
como se sentía el inicio de tal sentimiento. Solo recordaba enamoramientos
fugaces, nada como lo que estaba viviendo con él, era arriesgado, incluso
estúpido pero a la vez era hermoso y natural.
– Te echaré mucho de
menos – declaró, acomodando un mecho de cabello tras mi oreja. Su mano capturo
mi mejilla, y me incline a un lado, para dejarla descansar en la misma.
– Yo también, pero es bueno que pases tiempo con Canela así
que vale la pena que te ausentes.
El rió entre dientes, mirándome incrédulo – Tu novio tiene
más de un siglo de vida y una hija, no eso para la chica Roses no es nada, pero
tener una tía la aturde, – yo lo fulmine con la mirada y eso lo hizo reír más –
¿te he dicho que eres extraña?
– Millones de veces, como si tú fueras tan normal – peleé y
otro bostezo casi escapa de mi boca y mis ojos se llenaron de lagrimas ante ese
hecho, sentía pesadez en mi cuerpo.
Alzo su rostro para besar mi frente, cerré los ojos ante el
contacto y una sonrisa tonta se dibujo en mi rostro – Creo que sería mejor que
descansaras.
– Eso creo… ¿Quieres subir? – propuse cuando abrí los ojos
– Una tarde perfecta, sin nada más que hacer que estar tirados en una colcha y
dormir cuanto nos plazca ¿te animas?
– A donde quiera que quieras que este, estaré – respondió
con una mirada tierna mientras se acercaba peligrosamente a mi rostro, de nuevo.
Sonreí divertida y acorte la distancia que nos separaba, y pose mis labios
sobre los suyos, siempre eran cálidos al contacto.
– ¿Eso es un sí? – pregunté una vez que nos separamos.
– Es un estaré encantado señorita. – Reí ante su ridículo
tono formal y me puse de pie de un salto, seguidamente lo hale del brazo para
que hiciera lo mismo – Siempre me pregunte como seria tu habitación – me conto
mientras caminábamos a las escaleras – Solo sé que las paredes son color
naranja, porque pude verlo una vez desde la ventana.
– Suerte que siempre tengo mis cortinas cerradas, eres todo
un acosador – bromeé – y pensar que acostumbro cantar en calzones sobre mi cama
– me abofeteé mentalmente – Ok, olvida eso, por favor – pedí avergonzada.
El se rio con ganas pero no insistió en el tema – Tú eres
la única que se toma eso tan a la ligera – dijo sonriendo a medias mientras
movía la cabeza en negativa - Edward me llamo pervertido un millón de veces y
gran parte de la familia lo pensaba, no fue hasta después de un año que
creyeron que yo solo quería cuidarte y estar al pendiente de ti.
– Si fueras un pervertido abrías irrumpido en mi casa
cualquier noche y me habrías llevado contigo. Es decir, no es como si pudiese
luchar contra un semi vampiro – bufé – sea lo que sea que te haya inspirado
protección en mí, lo agradezco – sonreí mirándolo – después de todo por eso es
que ahora nos conocemos. Si al verme no te hubiese causado ningún tipo de
interés, ahora no estaríamos en esta situación.
– Eres hermosa, habrías llamado mi atención de cualquier
manera – me dijo al oído y seguidamente me beso la mejilla.
Me sonrojé levemente – Supongo – susurré y di un paso
parándome frente a él – Confió en ti, Nahuel. Sé que no eres una mala persona…
Ahora ven te mostrare mi habitación – empecé
mi trote hacia mi cuarto, tomando su
mano y halándolo por las escaleras.
Cuando estuvimos arriba, solté su mano y abrí la puerta de
mi alcoba. Entre sabiendo que él me seguía. Una vez dentro, cerró la puerta a
sus espaldas y note como miro detenidamente mi habitación.
Las paredes eran color naranja, como él había dicho. Mi
cama estaba en el centro de todo, tenida con sabanas verdes. Las mesitas de
noche eran de madera color caoba, al igual que mi closet. Mi computadora estaba
en un rincón cercana a la ventaba que dejaba ver mi patio trasero, frente al
gran espejo que colgaba de la pared.
– Bienvenido al único lugar donde yo mando – sonreí.
Nahuel se acerco a muro que se encontraba frente a mi cama,
donde se encontraba una gran tabla hecha de corcho, en la cual estaban puestas
muchas fotos, mi horario del instituto, algunas fechas anotadas, pero en
abundancia fotos de mi familia y amigos.
– ¿Esta eres tú? – preguntó sonriendo burlonamente mientras
señalaba una foto mía, cuando tenía 5 años.
– Si – respondí
haciendo una mueca – esa era yo con varios dientes faltantes.
El rió por lo bajo – Eras adorable.
– Gracias… creo –
dije encogiéndome entre hombros.
– Supongo que estas
chicas detrás de ti, son Karen y Camila.
Asentí dándole la razón.
– Eran más parecidas
cuando eran pequeñas – señalo.
– Sí, pero a medida
que crecieron se volvieron tan diferentes que pocas veces creen cuando dicen
que son mellizas.
– ¿Qué edad tenias en esta foto?
– Unos 5 años.
Con detenimiento estudio el resto del lugar, me quede en
silencio observándolo – Linda habitación – murmuró mientras la miraba y metía
sus manos en los bolsillos.
– Gracias.
El sonido del móvil de Nahuel nos hizo dar un salto a ambos
– Es Hiulen – me conto luego de que miro
la pantalla de su teléfono y reconoció de quien se trataba – Si me disculpas…
– Atiende, puede ser importante.
Estuvo hablando con su tía durante un rato, me pareció
escuchar el nombre de Canela enredado entre palabras pero no estuve segura,
pues hablaba demasiado rápido como para poder entender del todo la
conversación. Me deje caer en mi cama, acomode mi cabeza en la almohada y mis
ojos se cerraron sin que me diera cuenta.
...
Respire profundamente mientras sentía como mis sentidos
despertaban poco a poco. Abrí los ojos con pereza, cerrándolos varias veces por
la pesadez que sentía en ellos. Cuando logre abrirlos, por completo, una
sonrisa se curvo en mis labios.
Nahuel estaba acostado a mi lado, frente a frente conmigo, profundamente
dormido. Se veía completamente adorable. Sin realizar movimiento alguno, para
no despertarlo. Me dedique a observarlo por unos minutos.
Su rostro tenía una expresión serena y respiraba
acompasadamente. Su piel morena clara resaltaba más que cualquier cosa en mi
habitación, debido a ese brillo poco común que poseía. Su cabello negro estaba
un poco alborotado un par de mechones caían sobre su rostro, con cuidado, alce
mi mano y los aparte tras su oreja con delicadeza. Finalmente, al ver su rostro
una vez mas y darme cuenta de lo perfecto que era aun cuando estaba dormido, no
pude evitar acariciar su mejilla con la yema de los dedos, su piel estaba
cálida.
Por un momento mi autoestima descendió un par de escalones.
Me pregunte qué era lo que él veía hermoso en mí. Me valoraba lo suficiente
como para no degradarme a mí misma, pero a fin de cuentas, yo era una simple
humana y el que seguramente había estado tantas veces rodeado de vampiras – las cuales imaginaba tan perfectas como cada
miembro de los Cullen – se había fijado en mi.
Suspiré y mi mano volvió a estar sobre la colcha. Alce la
cabeza con cuidado y mire el reloj de la mesita de noche tras Nahuel. Lo más
probable era que en cuestión de minutos mis hermanas llegaran a casa… Al caer
en cuenta de aquello, mi corazón empezó a latir con fuerza… de haber llegado mi
tía y haber encontrado a Nahuel durmiendo conmigo en mi habitación, habría mal
pensado las cosas y me habría técnicamente matado. Agradecí internamente que
eso no hubiera pasado.
Roses tienes que empezar a usar tu cerebro – me reprendí a mí misma.
Aun siendo cuidadosa me gire sobre mi pequeña cama con la
intención de pararme y empezar a buscar que me pondría para ir ver Alice mas
tarde. Pero mis planes se vieron interrumpidos, antes que mis pies tocaran el
suelo, unos brazos me tomaron por la cintura y volvieron a acostarme y en
cuestión de segundos girarme, haciendo que volviera a mi antigua posición.
Parpadeé aturdida por un par de segundos, debido a lo rápido que había pasado
todo.
– ¿A dónde crees que vas? – preguntó mirándome divertido.
– Pensé que estabas dormido…Creo que me maree – musité y el
rió.
– Lo siento, estoy algo acostumbrado a hacer movimientos
fugaces.
– Pues te recuerdo
que soy una humana y en tus manos soy frágil como un papel – fingí molestia.
El frunció el ceño y dejo de reír – Tienes razón.
Perdóname. Prometo ser más cuidadoso.
Sin poder evitarlo me reí por lo bajo – Era broma, tonto.
No me molestan tus movimientos fugaces.
– ¿Segura?
– Sí. Así eres tú, así que no tengo problema con ello.
Sonrió de nuevo y me alivie ante ese hecho – ¿Qué ibas a
hacer antes de que yo olvidara que eres frágil como un papel?
– Iba a lavarme la
cara y buscar algo de ropa presentable. Además, mis hermanas no tardan en
llegar, te imaginas por un momento que hubiese llegado mi tía y te hubiese
encontrado aquí, estaría siendo sometida a castigos de la edad media ahora
mismo – dramaticé en medio de la histeria que me producía imaginar la situación.
El se carcajeó sonoramente – Reina del drama, definitivo –
se burlo.
Lo golpee juguetonamente en el brazo – Cállate.
El dejo de reírse per mantuvo una sonrisa ladina – Si eso
hubiese pasado, me abría escondido en el closet o habría saltado por la ventana
– me tranquilizo.
– ¡Estabas dormido!
– No estaba dormido parecía estarlo que es diferente, pero
estaba consciente de todo a mi alrededor. En realidad solo estaba algo
concentrado en mis pensamientos – su mirada se fijo hacia la puerta – Tus hermanas
están por llegar, escuche el auto que calculo que esta doblando en la esquina y
la voz de Karen.
Me senté en la cama como resorte – No creo que les moleste
que estés aquí – trate de asegurarme a mí misma.
El se puso de pie y en un rápido movimiento me levanto de
la cama en brazos – No se vería bien, mejor bajemos – luego de decir eso,
camino hacia la puerta y el resto del camino no supe que paso, solo cerré los
ojos y apoye mi mejilla en su pecho al sentir la rapidez con la que nos
movíamos.
– Caroline – susurro
en mi oído y yo abrí los ojos, el movimiento había cesado.
Mire a mi alrededor, estábamos en la cocina. El me dejo de
nuevo en el suelo con delicadeza y cuando intente dar un paso mi equilibrio
fallo por lo que él me sostuvo de los hombros.
– ¿Estás bien?
– Enserio
considerare tatuarme la palabra frágil en la frente – dije cerrando los ojos y
frunciendo el ceño – estoy algo mareada pero ya se está pasando.
– Tus hermanas están
por abrir la…
– ¡Caroline! – escuche la voz de Camila llamarme al otro
lado de la casa.
Nahuel se sentó en la misma silla donde lo había hecho
horas atrás y yo me dispuse a fingir que sacaba algo de agua del refrigerador,
más bien apoyándome del mismo para no caer mientras mi mareo terminaba de
desvanecerse.
– ¿Caro? – me llamo ahora Karen y se las chicas se hicieron
presentes en la cocina.
– Hola chicas – las
saludé sirviéndome agua en un vaso de vidrio – ¿Cómo les fue? – pregunte con tono casual.
– Bien… – la frase de Camila se corto y supe que había
visto a Nahuel – ¿Hola? – su saludo se escucho mas como una pregunta.
– Hola Camila, Karen
– el era la viva imagen de la tranquilidad, las miraba a ambas fijamente,
estaba ejerciendo su don en ellas.
– Kammy, Karen su
almuerzo esta en el microondas – les hable y ellas parecieron despertar de un
atontamiento cuando lo hice.
Más tarde mis hermanas quedaron viendo televisión con
Nahuel mientras yo subí a cambiarme para ir a la casa Cullen. Tome unos simples
jeans, mis converse favoritos, una camiseta color lila y me coloque mi abrigo
negro. Recogí mi cabello en una coleta y volví a bajar las escaleras, ya
estando lista para irme.
– Nos vemos más
tarde, díganle a tía Melanie que volveré temprano – me despedí antes de cerrar
la puerta.
– ¿Ansiosa?
– Algo – admití, deteniéndome en seco, al ver que la Chevy
no estaba frente a mi casa – ¿Dónde está
tu camioneta?
– Vine a pie… tu
entiendes.
– ¿Nos iremos a pie?
– No lo sé, es tu
decisión, yo podría ir y volver lo más rápido posible. Porque, si te mareaste de
tu habitación a la cocina…
Rodé los ojos – Me acostumbrare. Vamos a “pie” – hice las
comillas con mis dedos en el aire.
El sonrió emocionado – Ven – me tomo de la mano y caminamos
hacia la parte trasera de la casa que se conectaba con el bosque. Una vez
adentrados en el mismo, me tomo en brazos de nuevo.
– Ok, espera un minuto
– pedí y envolví su cuello con mis brazos con fuerza.
– Me vas a
estrangular – se burló.
– Tú me harás marearme, de alguna manera debo cobrármelas –
solté con sarcasmo mientras apoyaba mi mejilla sobre su hombro – Estoy lista.
El volvió a reír – Ok, ya que estas en posición…andando – y
dicho aquello, empecé a sentir el aire frio golpear mi rostro con fuerza, solo
me dedique a aferrarme a su cuello como si mi vida dependiera de ello, sabía
que él no me dejaría caer pero no podía evitar sentir miedo.
– Llegamos - me dijo
al oído luego de unos quince minutos. Me mantuve con los ojos cerrados y aun ejerciendo
presión en mí agarre – ¿estás bien?
– Tengo miedo de abrir los ojos – admití.
– ¿Por qué?
– Te veré
multiplicado por cinco y todo dará vueltas.
– ¿Estas tan mareada? – Preguntó preocupado – Intente no ir tan rápido.
– Si a esos lo llamas lento – me reí a penas – dame un minuto – pedí.
-Lo que necesites.
En lo que calculé unos dos minutos, mi cabeza dejo de dar
vueltas. Moví mis brazos, dejando de ejercer tanta fuerza en mi agarre y sentí
una mínima punzada de dolor, mis músculos estaban engarrotados. Me atreví a
abrir los ojos y aunque mi visión fue borrosa por un par de segundos, luego de
varios parpadeos estuvo clara.
– Bájame – pedí y el
con delicadeza, casi exagerada, me dejo de nuevo en el suelo, mis pies hicieron
contacto con tierra firme y nunca me había sentido tan feliz por ello. Nahuel
no me soltó, esta vez me sostuvo de los costados y se mantuvo mirándome atento.
Seguro esperando que vomitara o algo así.
– Estoy bien – le
asegure con una media sonrisa – pero ya sabes, reacciones humanas, lo común.
– Nunca olvido que eres humana, pero tengo que ser más
cuidadoso.
– Nahuel no te lo tomes tan apecho, por favor – pedí
acercándome a abrazarlo para que dejara a un lado su nueva preocupación– No has hecho nada que me hiera así que no
tienes razones para ser más cuidadoso.
Estrecho sus brazos a mi alrededor y me beso la frente –
Quisiera decir que tienes razón – dijo en tono muy bajo, mas para sí mismo que
para mí, pero igualmente escuche. No pregunte absolutamente nada, simplemente
deje pasar el comentario y me aleje de él para deshacer el abrazo.
– Sera mejor que entremos, seguro ya saben que estamos
aquí.
Me tendió la mano, la cual tome sin dudar. Entendía el
mensaje que quería darle a la familia a penas nos vieran. El estaba dispuesto a
exponer lo nuestro ante ellos aunque no estuviesen de acuerdo. Aquello me
incomodaba un poco, el hecho de que aun sabiendo que a ellos no les parece la
idea yo me presentaba en su casa restregándoselo en la cara. Sin embargo,
camine a paso firme en dirección a la puerta. Antes de que al menos yo pensara
en tocar la puerta, esta se abrió dejándome ver la rubia Cullen.
– Hola, Rosalie –
saludé amablemente, no llevaba una relación muy estrecha con ella pero me caía
bien de todos modos. Renesmee decía que le diera tiempo.
– Hola, Caroline.
Nahuel – nos saludo a ambos, Nahuel le respondió con un asentimiento,
compartieron una larga mirada de la cual no supe descifrar el significado.
Finalmente, la perfección andante, es decir, la vampira rubia frente a mí,
suspiro y murmuro algo que no entendí.
– Pasen, Alice te espera en la sala – me dijo haciéndose a
un lado y mirando a Nahuel severamente. Algo confundida, me deje guiar por él a
la sala. Donde visualice a una pareja sentada en uno de los sillones
individuales blancos. Alice y Jasper.
Ella estaba sentada en el regazo de su esposo. Su figura
diminuta y esbelta como el de un hada, se veía frágil haciendo contaste con el
cuerpo atlético y alto del rubio.
La mirada de Alice se alzo en mi dirección y me sonrió
amablemente, no pude evitar devolverle la sonrisa, aunque claro, la mía no era
ni la mitad de perfecta que la de ella. Empecé a sentirme nerviosa, mi pulso se
altero y sentí la mano de Nahuel apretar la mía infundiéndome tranquilidad.
– Quisiera hablar
contigo, Alice – pedí a lo que ella solo asintió y a velocidad humana se
levanto del regazo de Jasper. Una vez de pie, camino en mi dirección a paso
lento pero danzante, su andar seguramente sería envidiado por cualquier
bailarina. Me quede absorta apreciando su caminar y cuando pude darme cuenta
estaba frente a mí con una sonrisa curvando de sus labios y una mirada
chispeante, característica en ella.
– Lo sé – hablo por fin – te estaba esperando.
– Me lo imagine,
seguramente ya has visto lo que te diré. Aun cuando yo no tengo la mínima idea
de lo que será.
Soltó una risita breve pero preciosa, me recordó al sonido
sutil de repicar de un cascabel – Dejaré que me sorprendas – seguidamente tomo
mi mano libre en las suyas, que estaban gélidas y me erizaron la piel al
contacto.
Sentí como Nahuel soltaba mi mano, lo mire y él me dedico
una mirada tranquilizadora y sin más desapareció volviéndose un simple borrón.
Cuando volví a mirar al mueble donde había estado Jasper, estaba vacío. Nos
estaban dando privacidad.
– ¿Dónde están todos? – pregunté una vez que ambas
estuvimos sentadas, frente a frente, en el sillón mas grande.
– Edward, Bella y
Renesmee están arriba. Esme está en la cocina con Rosalie, Emmett, Jasper,
Nahuel y Carlisle.
– Hola a todos –
dije sabiendo que me escucharían, me pareció escuchar unas risas a lo lejos.
Alice sonrió – Ayer olvidaste tus regalos – en ese momento recordé la ropa que me había
medido antes de prácticamente haber huido.
– No tenia cabeza para eso – fui sincera.
– Entiendo – se limito a responder. Sabía que esperaba que
hablara, ella no quería presionarme de ningún modo.
– Entonces… -empecé
jugando con mis manos de manera inquieta pero permanecí mirándola – Quiero pedirte disculpas por lo de ayer,
Alice. De verdad no supe reaccionar, de repente todo me abrumo y me sentí demasiado
aturdida como para saber que decir en ese momento. Las últimas semanas han sido
tan locas que apenas puedo creerlas. Ahora, aunque no se realmente como
decirlo, estoy lista para decir – tome una bocana de aire dándome tiempo para
pensar en cómo expresarme correctamente – Que me alegro muchísimo, y lo digo
sinceramente de que de alguna manera retorcida y añeja estemos familiarizadas.
Ya lo había dicho
todo, estaba algo nerviosa y no entendía por qué. Mis nervios me hicieron
soltar todo sin apenas respirar. Eso pasaba cuando estaba nerviosa y ansiosa
por decir algo, lo soltaba e incluso a veces hablaba de más.
Ella sonrió ampliamente, viéndose emocionada. Y me sentí
feliz de hacerla sentir contenta, no me había gustado lo apagados que habían
estados sus ojos la noche anterior, no era la Alice que yo conocía y quería,
esta si lo era.
– Solo dame algo de
tiempo para acostumbrarme a llamarte tía y todas esas cosas…– su abrazo fugaz me hizo parar en seco mi habla
y al sentir sus puntiagudos mechones de cabello contra mi mejilla, y sus
gélidos brazos rodearme, respondí el gesto con ganas.
– Tiempo es lo que
sobra, te lo dice quien ha vivido más de un siglo – rió relajadamente, separándose
de mi – esto será divertido, te comprare tantas cosas, ¡haremos mucha cosas
juntas! – chilló emocionada dando saltitos.
Yo solo reí ante su entusiasmo, sintiéndome relajada y
cómoda de nuevo. La tensión había pasado.
– ¡Renesmee! – la llamo en un tono no tan alto, pero
enseguida mi mejor amiga estuvo en la sala, aun lado del mueble, sentada a mi
lado. No me inmute, me estaba acostumbrando muy rápido a esas cosas.
– ¡Caroline! – Exclamó Carlie para luego abrazarme –
Siempre hemos sido como hermanas, pero creo que primas es más de lo que
podríamos aspirar... Ayer cuando Alice me lo dijo no podía creerlo, tuvo que
mostrarme todas las pruebas. ¡Es demasiado increíble! – Renesmee estaba
emocionada con a nueva noticia.
– ¡Lo sé, es una
locura! – solté contagiándome de su emoción.
– Pase semanas
revolviendo todo tipo de documentos y recolectando información. Registros
civiles, documentos gubernamentales, instituciones, periódicos de las épocas…
tuve que mostrarle todo eso en una noche, para que me creyera – señalo Alice
sonriendo – Podría mostrártelos si quieres…
– No es necesario,
estoy segura de que dices la verdad. Además, serian demasiadas coincidencias si
hubiese algún estilo de error.
– ¡Awww! ¡Estoy tan feliz! – Soltó Alice - ¡Jasper!
¡Chicos!
Y como si de una emergencia se tratara, toda la familia
apareció en la sala en un abrir y cerrar de ojos.
– ¡Bueno familia, quiero presentarles formalmente a mi
sobrina! – Alice rió y camino danzante hacia Jasper y lo tomo de la mano,
guiándolo hacia mí. Me incorpore cuando estuvieron frente a mí, Carlie hizo lo
mismo.
–
Supongo que ahora de una manera más retorcida
aun, eres mmm ¿mi tío? – sonreí y el también lo hizo con gesto amable.
– Alice no ha parado
de hablar de ti desde que apareciste, Caroline – me dijo el rubio – me hace
gratamente feliz que la hayas aceptado, que nos hayas aceptado a todos desde un
principio.
– ¡¿Dónde me dejan a mi?! – Interrumpió Emmett - ¡Yo
también quiero una sobrina nueva! – se quejó.
Me carcajeé - ¿Quieres adoptarme también? Acepto tíos, aun
quedan puestos bacantes.
– Oh, claro que si
enana. Estás loca y eres graciosa ¡Siento los lazos sanguíneos echar chispas
entre nosotros, pequeña!
En ese momento todos rieron ante su comentario, incluso
Rosalie que estaba a su lado de brazos cruzados, sonrió y lo miro intensamente.
Pude leer en su mirada que lo amaba tal y como era, tan opuesto a ella.
– Bienvenida
Caroline – dijo Carlisle – como tú dices, ahora de una manera retorcida, formas
parte de esta familia.
– Gracias – sonreí ampliamente y los mire a todos, Nahuel
me sonreía tras Rosalie y ninguno se veía incomodo o molesto por las palabras
que acaba de decir Carlisle.
En ese momento me di cuenta de que tan cómoda me sentía
entre ellos. Ahora tenía una familia de vampiros. Típico.
**********************************************'
Hola chicas, con un día de retraso pero aquí les traigo el capítulo 14 :D Espero que les guste, me quedo largo O.o como siempre? Hahaha :3 La verdad es que no esta demasiado interesante, es mas un capítulo de transición, necesario para que todo vaya fluyendo. En fin, ustedes dirán que les pareció en sus preciosos comentarios :3
Las quiero &' gracias por todo :3
CaroR.
PD: Pronto publico la segunda parte de capitulo extra, editado y arreglado las que aun no hayan pasado revisen, ahora esta mas completo "Irrevocablemente Imprimado Parte I" es sobre como se sintió Seth al imprimarse de Caroline, y unos detalles mas sobre su vida C: Besitos :*
8 Palabritas que me inspiran :):
capitulo de trancicion?? por favor lo ameee ... jaja ... son ese tipo de caps que te hacen amar a un mas la historiaaa jajaa ...lo adoreee... te felicito cuidate adiosin
Completamente de acuerdo con Consuelo :), el cap estuvo alucinante ... ya quiero másssssssss
cuidate y sigue escribiendo tan lindo como siempre :D
me encanto el capi caro esta muy bueno aunque sea uno de transicion escribes muy bien
me facina la historia y espero que subas pronto que me muero por los demas capis
que estes bien
besos
Hola Caro claro que no solo fue un capitulo de transicion y como dijo Consuelo este tipo de capis hacen que amemos mas la historia.......
me gusto mucho que ya sienta a Alice como su tia, y que a todos los considere ya como su familia,,,,,sin duda adoro a Emmett es un tio adorable, siempre tan ocurrente y buena onda......
Gracias Caro y espero leer mas de esta hermosa historia.... Besotes
Te cuento... ¿Sabes? no me gusto...LO AMOOO :DDDD!
¿te asuste? D: perdon pero me gustaría mucho que la siguieras pronto :B!
caro!!!!!!!!!!! que capitulo !!!!!!! me encanto de veras ahh que familia!! no quiero que Nahuel se valla no quiere que le quede camino libre a Seth me cae bien pero me gusta mas la pareja que hace nuestro semi vampiro con Caroline.
Aww me ha encantadoooo*--* Este cap no era de transicion D: era totalmente necesario y si, no te deja con intriga pero y que? me ha sacado sonrisas y varias risas, ahaha eres genial escribiendo. Te metes tanto en la historia que llegas a creer que es real:)
Te adoro Caro*-*
Espero la segunda parte de Irrevocablemente Imprimado:B
Ay loviu!^^ ahahah
Besitos de Vampiro;Licantropo&SemiVampiro*-*
L'
Aqui va a haber pelea!!!
Nahuel o seth???
realmente Caro, haces un trabajo maravilloso. Los Cullen cada vez son mas!!!
Me encanto el capitulo y se que cuando Bahuel se marche un tiempo, veremos a seth entrar en accion.
Yo creo que se esta tardando, la imprimacion es dolorosa cuando estan alejadas las parejas.!!
besos amiga
Publicar un comentario