POV CAROLINE.
– Bueno
familia, ella es Caroline – presento Carlie al tiempo que yo bajaba el último
escalón. Mis piernas temblaban ridículamente ante el porvenir, no sabía que
esperar, tal vez me odiaran sin modo de reversa por ser una humana que sabía
demasiado… sin embargo, casi todos esos pensamientos negativos, se disiparon un
poco cuando, todos enfocaron sus ojos color miel en mi, y aunque fue algo
intimidante, la amabilidad era notoria en sus semblantes.
– Es
un placer conocerlos – salude haciendo uso de mis modales, tragando en seco y
aclarando mi garganta disimuladamente, mi voz había sonado pastosa.
– Ellos son mis padres – señalo Carlie a
una de las parejas, al notar mi nerviosismo.
– Hola Caroline – saludó una mujer menuda y de
piel anormalmente pálida, pero hermosa, parecida a la porcelana, con el cabello
largo hasta los codos de un bonito color castaño rojizo. Sus ojos eran grandes y me miraban
expectantes, parecían menos aterradores cuando estaban en un rostro como el de
ella, con facciones tan perfectas como las de un ángel.
– Un gusto en conocerla, señora Cullen.
– Mi
nombre es Isabella, puedes decirme Bella – dijo amablemente, con una sonrisa
tímida en el rostro, pero aun así se veía perfecta.
– ¿Isabella?
– Repetí sin poder ocultar mi asombro - ¿Es usted hija de Charlie?
Sonrió
y asintió ante las conclusiones inmediatas a las que había llegado – Si. Supongo que me nombro un par de veces.
–
Yo diría que muchas –
y no mentía Charlie me había contado de su hija, que ahora vivía en otro país. Supuse que él estaba enterado de todo y mentía
para seguir la mentira que ellos mantenían ante todos. Me pregunte por un
segundo si él era uno de ellos…No,
el no poseía esa perfección, ni ese color de ojos, ni de piel que de seguro
eran más que una coincidencia entre ellos.
–
Edward – se presento el hombre que abrazaba a Isabella por la cintura de manera
posesiva pero natural. El era simplemente perfecto, cabello cobrizo casi
dorado, de aspecto leonino… igual al de Carlie, solo que ella lo tenía tan
largo como su madre. Mi amiga era muy parecida a su padre. Trate
de buscar alguna imperfección pero no había ninguna ni en Edward ni en Bella,
eran perfectos, encajaban como dos piezas de puzzle.
–
Un gusto, Sr. Cullen.
El
asintió con una media sonrisa, amable y tranquilizadora – Edward – repitió para
que lo llamara de una manera no tan
formal.
–
Ellos son míos tíos. Alice, Jasper, Rosalie y Emmett – Carlie señalaba a cada
persona a medida que iba diciendo su nombre.
–
Por fin llegas – dijo una pequeña mujer
de aspecto de duende, con un cabello negro oscuro y corto cuyas puntas
apuntaban en todas direcciones, ella era hermosa y la palabra se quedaba corta.
Note que la belleza y perfección era una característica entre ellos, o era eso
o tenían muy buenos genes.
Su
comentario me sorprendió un poco y sin poder evitarlo fruncí en entrecejo
confundida, pero no me dio mucho tiempo de pensar cuando ella ya me estaba
teniendo la mano. Pequeña, delicada y muy pálida. Extendí mi mano
inmediatamente, temblaba solo un poco por el rastro de los nervios que el
aturdimiento no había podido desvanecer. Cuando nuestras pieles hicieron
contacto, gracias al agarre, su temperatura me sorprendió, de nuevo, era como tocar un hielo. Contuve un
salto ante la sensación tan sorpresiva.
–
Caroline – dije tratando de que no notara como su temperatura me había
afectado, pero mi voz se quebró al
final.
–
Somos algo fríos cariño, no temas – dijo ella al tiempo que soltaba mi mano y
supe que mis intentos habían sido en vano.
Sonreí
avergonzada – Car…Renesmee no me lo dijo. Lo siento.
–
No hay problema – sonrió ampliamente, parecía feliz de tenerme allí. Era la que
más cómoda se veía.
–
El es mi esposo Jasper – presento la pequeña Alice.
El
hombre rubio y alto, que estaba parado al lado de la amable vampira, asintió.
El era lo que podía ser la envidia de todos los modelos y actores del planeta,
sus facciones denotaban una belleza extrema y en especial sus ojos ámbar
combinaban con su cabello abundante y rebelde.
–
Un gusto, señorita – hablo formalmente y note solo un rastro de
acento sureño en su hablar.
Asentí
– Igualmente, Jasper.
–
Soy Emmett, pero si lo prefieres dime tío Emm – dijo un hombre gigante,
musculoso con el aspecto similar al de un oso, lo cual resultaba algo
intimidante a simple vista, pero su rostro estaba decorado con una gran
sonrisa, parecía ser el único, además de Alice, que no se sentía tenso con mi
presencia. Su cabello eran negro y rizado y por supuesto, el también era una
pieza de perfección. Un perfecto modelo para Calvin Klein.
Sonreí
sin poder evitarlo – Ok, por los momentos serás Emmett, pero supongo que
gracias por la confianza.
El
rio – Un amigo de mi enana – dijo y espeluco a Renesmee y esta solo se rio y
volvió a acomodar su cabello – es un sobrino o en tu caso sobrina para mí –
Asentí con una sonrisa escapándose de mis labios. El era muy agradable.
Mire
a la siguiente mujer que estaba junto al grandulón, una rubia, alta que tenía
un cuerpo y rostro envidiado por cualquier súper modelo o mujer vanidosa que
existiera, ella era la perfección y la belleza juntas formando una sola persona,
incluso más que todos los miembro anteriores de la familia, ella resultaba un
golpe bajo para cualquier autoestima. Si
había pensando que Ashton Kutchner estaba bueno, era porque no había visto a la
familia de Renesmee.
–
Rosalie – dijo su nombre con una sonrisa amable pero que parecía forzada y en ese momento sentí como mi autoestima caía
en un hoyo sin fondo.
–
Hola, Rosalie – salude tímida. Ella intimidaba un poco, su presencia era
imponente.
–
Y ellos son mis abuelos – soltó Carlie sonriente mientras llamaba mi atención y
fije mi vista en la siguiente pareja que estaban frente a nosotros – Esme –
señalo a una mujer de cabello caramelo entre liso y ondulado y qué decir, sus
facciones eran más que preciosas. Sus ojos irradiaban ternura y su sonrisa
calidez, de repente empecé a sentirme increíblemente cómoda – y el es Carlisle,
el que te atendió – señalo a su abuelo, un hombre rubio con un rostro de
estrella de cine, el primer abuelo sexy de la historia, de eso estaba segura.
– Es un gusto – saludé con tono cortes.
–
Hola cariño – saludo la mujer y para mi sorpresa su mano fue a mi mejilla y la
acuno como solía hacer mi madre. La piel se me erizo por su temperatura pero
habría jurado que el toque fue cálido y mi corazón empezó a latir desembocado
por la sensación y el flashback me que había traído su acción – ¿Cómo te
sientes?
Al escuchar su pregunta sentí una
punzada en la cabeza y sin poder evitarlo hice una mueca – Bi…bien… Creo.
–
¿Tomaste la pastilla? – pregunto el hombre rubio con una sonrisa amable que respondía
al nombre de Carlisle, al tiempo que Esme trasladaba su mano a mi hombro.
Asentí
– Si. ¿Qué era?
–
Un calmante, el golpe fue algo fuerte. Tuviste suerte de no necesitar unos
puntos.
–
Sí. Gracias por cuidarme.
El
señor Cullen, quien suponía el pilar de esa familia, simplemente asintió – No
fue nada.
–
Bueno Caroline y aquí viene mi hermano, ya lo conoces – hablo Carl.
El
chico que había visto al despertar, apareció en la sala, con un sándwich en la
mano y me saludo agitando su mano y hablo cuando trago su comida. Se veía tan
humano y… guapo.
¡Basta, Roses! - me reprendí mentalmente.
–
Hola de nuevo Caroline, me alegra que no volvieras a desmayarte o algo por el
estilo.
Sonreí
incomoda, sonrojándome – Y yo me alegro que no me estés drogando el cerebro.
El
rio y el sonido me hipnotizo por unos segundos. ¿Hasta sus risas eran
perfectas? – Esta niña es perspicaz. No
sé como Ness puedo engañarla todo este tiempo – y sin decir más se sentó en un
gran mueble blanco que estaba frente al gran plasma de la sala. Encendió el
televisor y se concentro viendo un juego de futbol.
Demasiado humano. ¿Quién diría que los
vampiros ven Fut?
Silencio
incomodo. Sabiendo que las cosas no estaban claras del todo, tome aire hasta lo
más profundo de mis pulmones, animándome a hablar, conté hasta cinco
mentalmente y lo hice – Sobre todo esto… - dudé - se que puede resultarles algo
incomodo que yo sea humana…
–
Line no es necesario – me interrumpió Carlie.
–
Quiero decirlo – corté – se que piensan que puedo traicionarlos e ir a contar
su secreto, pero no lo hare. Este será como mi secreto y les aseguro jamás los
delatare. Carlie confió en mí y lo guardare – aseguré.
–
Te creo – dijo la madre de mi amiga – Se que algunos humanos pueden tener el
suficiente sentido de conservación para no gritar a los cuatro vientos que
tiene una amiga o un novio vampiro.
Sonreí
agradecida por su apoyo – Gracias.
–
Bueno la verdad, no tenemos nada en tu contra. No nos incomoda que seas humana,
pues estamos acostumbrados a convivir entre ellos. Es solo que como
comprenderás, tenemos que estar seguros de a quien se lo decimos – dijo Edward.
–
Pueden confiar en mí – solté sin pensar – aunque allá corrido aterrada, ahora
que estoy más calmada puedo asimilar todo mejor.
–
Tienes espíritu de supervivencia es lo más natural – hablo Jasper.
–
Supongo – me encogí entre hombros – se
que acaban de conocerme y no puedo aspirar su entera confianza de inmediato,
pero pueden creer en mi palabra. Sé guardar un secreto mas cuando se trata de
mi mejor amiga, porque eso es Carlie, no me importa lo que es, sigue siendo
ella, como siempre.
Carlie
me abrazo con fuerza, y la escuche murmurar un gracias en mi oído antes de
separarse de mí y encarar a su familia – Se los dije, les dije que ella me
entendería – al parecer habían discutido ese tema con anterioridad.
Espere
paciente y nerviosa alguna respuesta y la que recibí me hizo soltar el aire que
sin darme cuenta había contenido – Ella es amiga de Ren, así que es amiga de la
familia – completo Emmett haciéndome sonreír agradecida.
–
Todo está bien, Line
– aseguro Carl.
–
Bueno cielo, supongo que tienes algo de hambre – me hablo Esme un momento
después.
Mi
estomago rugió y todos rieron por lo bajo, me avergoncé, ellos podían escucharme.
Estúpidas reacciones humanas – Si – no pude mentir – eso creo.
La
mujer sonrió – Te preparare algo de comer…
–
Oh, no es necesario. Puedo irme a casa…
–
Nada de eso, te estoy invitando querida. ¿Me rechazaras un almuerzo? Se cocinar
– sonrió.
Le
sonreí de vuelta – Gracias, me encantaría quedarme a comer.
Renesmee me tomo de la mano– Mientras esperamos ven conmigo, te enseñare
la casa – dicho aquello me halo para que la siguiera.
Me
enseño toda la casa, una misión en toda su extensión. Las habitaciones eran muy
espaciosas y todas tenían un ambiente diferente pero cálido y hermoso. Algo que
llamo mi atención es que solo la de ella y su hermano Nahuel tenía una cama, yo
solo pude asentir aturdida cuando me explico que su familia no las necesitaba.
Pues no dormían. Nunca. Ella me contaba todo, sin tapujos, acerca de su
familia, de su vida, muy alegremente pero expectante de cada una de mis
expresiones, palabras y reacciones.
Yo
intentaba moderar todo, controlar mis expresiones, impresiones, elegir las
palabras correctas para expresarme y no salir corriendo como la vez anterior. A
pesar de todas las sorpresas y verdades que mi amiga sacaba bajo la manga, una
a una, sentía solo esa presión llamada incredibilidad y aturdimiento al saber
que era cierto todo. Eran cosas algo ridículas de creer, pero eran reales. Cada
vez me sorprendía mas, una cosa era más increíble que la otra.
Escuche
atentamente cada una de las historias, de cada uno de los miembros de la
familia, como habían llegado a ser lo que eran, absolutamente todos habían sido
llevados a eso, ninguno lo había pedido, excepto su madre. Admire a esa mujer
que dio todo solo para pasar toda la eternidad al lado del amor de su vida.
Sobre su abuelo…Su padre lideró
numerosas revueltas en contra de las brujas, los licántropos y los vampiros,
colocándolo al frente de los grupos de búsqueda. Aunque su padre era más bien
un fanático, cuando tenía 23 años logró localizar un aquelarre auténtico de
vampiros que vivían ocultos en las cloacas de la ciudad. Uno de ellos lo ataco,
dejándolo herido y bueno el resto era obvio... años después, conoció a Edward, quien
estaba muriendo de fiebre española, Carlisle lo salvo al verlo como un hijo y
por la petición misteriosa de la abuela biológica de Renesmee, una tal
Elizabeth Masen.
Carlisle,
había evitado que Esme muriera. Sentí un escalofrió al imaginarme a tal cielo
de persona, sufriendo al borde la muerte, ella había intentado suicidare por la
muerte de su bebe. El se había enamorado de ella y la salvo para hacerla su
compañera por siempre…Rosalie había sido encontrada agonizante en medio de la
calle. Carlisle la salvo. Ella encontró a Emmett, en medio del bosque, cuando estaba
al borde de la muerte por el ataque de un oso, le pidió a Carlisle que lo
transformara, para evitar que muriera… imaginar muriendo a ese hombre tan
gigante, no cabía en mi mente. Me sentí profundamente feliz de que lo hubiesen
salvado y que fuese feliz con su ahora esposa.
Alice
y Jasper… eran una historia aparte. Ambos habían sido transformados por otros
vampiros, a excepción del resto cuyo creador era Carlisle. Jasper había estado
en un ejército dirigido por unas vampiras, luego se canso de la vida llena de
muerte y violencia y el destino lo guio hasta Alice. Ella era la más particular
de todos, no recordaba nada de su vida humana y aceptaba esa condición con
felicidad. Su vida humana fue triste la consideraron una loca por ver el
futuro.
Finalmente vino la historia de los padres
de Renesmee, algo particular un vampiro y una humana enamorados, lucharon
contra muchas cosas pero al final las cosas terminaron bien y para sorpresa de
todos, con Renesmee de resultado.
Renesmee
me guio a una habitación, que identifico como el despacho de su abuelo. Sin
tocar siquiera, sabiendo que no había nadie en el, entramos una sala de techos
altos y grandes ventanales orientados hacia el oeste, Carlie encendió las luces
y todo se ilumino frente a mí. Las paredes estaban revestidas con madera
oscura, el piso cubierto por una alfombra roja y habían varias estanterías que
llegaban por encima de mi cabeza, las mismas contenían infinidad de libros en
tamaños y colores, era una autentica biblioteca. Al fondo un escritorio caoba con un gran
sillón de cuero negro detrás. Varios libros y papeles, ordenados sobre la
superficie de madera y una lámpara apagada.
–
Aquí esta toda la historia de mi abuelo, recreada en libros y cuadros – me comento – ven – me invito a pasar, pues
no había dado un paso desde la puerta.
Entre de lleno a la sala y cerré la
puerta a mis espaldas. Seguí a Carlie, parándome junto a ella, justo frente a
una pared que a diferencia de todas las demás, estaba repleta de cuadros, de
todos los tamaños, uno diferente al otro. Mientras escrutaba cada uno de ellos,
Renesmee me contaba el increíble hecho del nado de su abuelo, hasta Francia. Un
momento después me encontré con un hombre de cabellos dorados entre tres más,
que se encontraban en un balcón, mientras el caos estaba a sus pies.
–
¿Es tu abuelo? – señale al reconocerlo.
Asintió
– Si y quienes lo acompañan son, Aro, Cayo y Marco – señaló a cada uno al
nombrarlos.
–
¿Son vampiros verdad?
–
Si, de los antiguos y liberales. Asesinos por naturaleza. Son los Vulturis.
–
¿Los Vulturi? – repetí.
Ella
asintió e hizo una mueca – Son la realeza, o algo parecido, entre los nuestros.
Mi abuelo paso unos años en su
aquelarre.
–
¿Carlisle fue uno de esos…vampiros… liberales?
–
No. El siempre ha respetado la vida humana, su historial, al igual que el de
Rosalie y mi madre, esta impecable. Lo cual es digno de admirar, cuando eres un
neófito, según papa, eres la criatura más peligrosa y sedienta los primeros
tres años, es imposible resistirse, muy pocos lo hacen.
Asentí
al escucharla – ¿Por qué los llamas
realeza?
–
Son como decir… los reyes, los que imponen las reglas.
–
O sea que ellos mandan sobre ustedes. Su gobierno.
–
Si lo vez de esa manera…supongo que es la mejor manera de definirlos – frunció
el ceño – nosotros intentamos mantener la mayor distancia con ellos, no romper
las reglas. Pero de igual forma estuve yendo a Italia hasta hace un año,
teníamos que ir a visitarlos anualmente.
–
¿Por qué?
–
Cuando era pequeña, ellos quisieron matarme. Me consideraban algo peligroso
para la especie, por ser hija de un humano y un vampiro, además, había
antecedentes con unos bebes vampiros, ellos si eran peligrosos hubo muchas
muertes. Eran incontrolables, sin conciencia, solo guiados por su sed – yo solo
la miraba mientras trataba de hacerme esa imagen, unos tiernos y dulces bebes
locos por sangre, asesinando personas, adultos. Bebes que mataban adultos.
Parecía una versión modificada de Ckucky y sus hijos…
–
¿Caroline? ¿Estás bien? – los dedos de
Carlie chasqueando frente a mis ojos, me saco de mis estúpidas imágenes
mentales.
– Sí, lo siento. Es que…olvídalo.
– Dime.
– Imaginar a bebes sedientos de sangre cuando
en lo que deberían pensar en biberones…parece algo como “la invasión de los
hijos de Chuky” en una versión modificada –
confesé lo que pensaba, sintiéndome ridícula.
Su
carcajada me hizo dar un brinco. Creo que escuche más risas, pero no estuve
segura. Mierda, eso había sido tan estúpido y todos en ese lugar me habían
escuchado. Aprende a moderar lo que
dices, Caroline.
–
¿Tú fuiste uno de esos bebes locos? – quise cambiar de tema.
Ella
paro su risa en seco – Yo siempre tuve
conciencia.
–
¿Entonces…?
–
El trato fue ir cada año para que ellos
consideraran si no era peligrosa o no,
hasta que ascendiera y fuera una vampiro adulto. Lo cual paso cuando cumplí los siete años.
–
¿Siete años?
Sonrió
tímida y recordé a su madre, cuando hacia eso tenía un aire parecido a ella –
Me falto ese detalle… tengo ocho años.
–
¡Por Dios! ¡Pero cómo es posible! – exclame mirándola, era impensable lo que
decía.
Se
encogió entre hombros – Mi crecimiento
fue anormalmente rápido, gracias a mi parte vampiro. Ahora aparento unos
diecisiete, así será para siempre. El crecimiento de Nahuel igual pero él tiene
un par de años mas – rio por lo bajo – ¿con esto te has asustado?
Volví
a tomar el aire que habían expulsado mis pulmones – No. Solo me sorprendió – admití – ¿Charlie sabe todo esto?
–
Por supuesto. Trata de ignorar la realidad, pero sabe mi edad y sabe lo que
somos. Pero en verdad, trata de hacer que no sabe. Es algo nervioso, lo hace
por el bien de su salud mental.
–
Entonces él es un humano.
–
Sí y es mi abuelo no mi tío… A veces me gustaría que no fuera humano o no del
todo – hizo una mueca y luego suspiro con resignación – Los vampiros son fuertes, lo único que puede
lastimarlos son sus iguales. Me gustaría que Charlie fuera así de fuerte...
– Porque así
tendría vida eterna, ¿cierto? – quise asegurarme, ya me había dicho las edades de sus familiares,
y obviamente tenían toda una eternidad para vivir, pues pasaban los años a su
alrededor mas no en ellos.
– Sí. Lo cual tiene su lado desventajoso,
si no miras la juventud eterna. Todo lo que conozcas, morirá algún día. Y tú
seguirás aquí – murmuro con tristeza mirando al suelo.
– Hey Ren, aun nadie muere – ella me miro
y sonrió a penas – así que por ahora solo se feliz por tu eterna juventud
¡Joder,
el sueño de toda mujer!
Ella
se rio – Nunca he tenido ese sueño, nunca he tenido que preocuparme por
envejecer.
– Tendré que inyectarme botox en unos
años, no quiero verme anciana a tu lado – bromee.
Su
semblante se entristeció de nuevo. Y allí lo supe, la había cagado. De nuevo. – Bueno, sígueme contando – cambie de
tema otra vez – hablas de las reglas de los vampiros. Solo me has dicho una.
– Solo hay una: No descubrirnos ante un
humano. De allí sales miles de consecuencias.
– ¿Y el no matar humanos?
– Eso es electivo. Como nosotros somos
vegetarianos, pero algunos si viven de la sangre humana.
– Eso es lo que
llamas vampiros liberales – recordé.
– Exactamente,
o más bien monstruos. No
sienten compasión por lo que alguna vez fueron, simplemente sacian su sed.
Me
estremecí por completo – Mierda – murmure.
– Tranquila, con nosotros no pasara nada.
Mi familia sabe controlar su sed, y para mí no es difícil. Nada va a pasarte.
Asentí
convenciéndome de ello a mí misma, era humana, era normal asustarme un poco,
pero le recordaba a mi fuero interno con quien estaba hablando, y se disipaba –
Ahora que la has roto ¿Qué va a pasar? ¿Vendrán los Vulturi?
– Puede
que nos maten – confeso y abrí mucho los ojos – o puede que quieran matarte o
transformarte – hablaba de eso como si nuestra muerte fuese un tema tan típico
como el clima.
- ¡Santo cielo! – exclame asustada.
– Tranquila – ¿Cómo
podía pedirme eso? - Ellos no tienen porque enterarse. No dejare que te
conozcan, nadie te hará daño. Me encargare de eso. Yo te metí en mi mundo yo te
saco de él.
– No – me negué – No quiero que me saques de él, no podría hacer
como si nada después de todo. Quiero acostumbrarme, solo dame tiempo.
Sonrió
– Tienes tiempo para acostumbrarte... note que trataste a mi
familia de una manera muy natural. Como si fuese una familia humana. Gracias.
– Son
tu familia y no me lastimarían. No iba portarme como si fueran unos monstruos
porque no lo son. No tienes nada que agradecer.
Salimos
del despacho de su abuelo y bajamos las escaleras cuando su abuela nos llamo
para ir a comer. Un hecho muy humano en casa de vampiros, si me preguntan.
– Lo que paso en el bosque… ¿ese es tu
don? – pregunte en voz baja cuando nos dejaron solas en la cocina mientras
comíamos hamburguesas.
– Sí. Transmito recuerdos o pensamientos por
el tacto.
– Wow ¿Alguien más tiene dones en tu
familia?
Asintió
– Mis padres, Alice y Jasper. Mmm… también Nahuel.
– ¿Puedo saber cuáles son?
– Mi padre es lector de mentes. Mi madre
crea un escudo mental que no permite que tu mente sea legible o sea afectada
por algún otro don. Ya te hablé sobre el de Alice, ve el futuro y Jasper
controla las emociones.
– Eso quiere decir que tu padre ha estado
escuchándome todo el tiempo ¿no? – pregunté nerviosa. Mis pensamientos no eran algo que quería
que escucharan.
– No – sonrió – Mi madre ha estado
protegiendo tu mente.
– ¿Cómo? Ni
siquiera lo sentí.
– No se siente,
solo lo tienes. Es raro, pero cómodo.
Suspire
tranquila – Supongo que debo agradecerle por darme privacidad.
–
Su don es una obra de arte, es muy útil cuando eres adolescente y piensas cosas
que a un padre le molestarían – murmuro riendo.
Sonreí
– Por ejemplo en… Jacob.
Empezó
a toser, pues le hable cuando estaba comiendo, tomo su vaso de gaseosa y bebió – ¿Qué dices? – volvió a toser.
– Que
en esos pensamientos indebidos los crea Jacob - dije sin inmutarme
dándole un trago a mi vaso también.
Se
sonrojo y se mantuvo en silencio.
– Supongo
que él no es tu primo - insistí en el tema.
Negó
con la cabeza – Gracias al cielo no lo es - admitió en
un murmullo.
– Sabe que eres hibrida pero no es un
vampiro ¿o me equivoco? – cada vez relacionaba y entendía más las cosas, me
sentía orgullosa de mi perspicacia.
Negó
con la cabeza de nuevo
– Estas en lo correcto – estiro su mano sobre la mesa y toco mi brazo – Hablamos de esto luego, por favor – me
sobresalte un poco, al escucharla en mi mente, pero menos que la última vez.
Asentí
- ¿Y Nahuel? – pregunte cambiando de tema por milésima vez.
Sonrió
mientras terminaba de comer – Su don es el debilitar la mente. Ya te lo había dicho.
– Es como una droga mental – concluí mientras
terminaba mi gaseosa.
Ella
rio – Algo así.
– Mi don no es poseer a los demás con el
espíritu de la marihuana – se quejo una voz a mi lado.
– ¡Joder! – exclame y salte sobre mi
silla, la cual se tambaleó hacia los lados, y cuando esta perdió por completo
su equilibrio y me enviaba directo al suelo, Nahuel volvió a tomarme entre sus
brazos, impidiendo mi caída. Había aparecido repentinamente a mi lado. Tenía
que acostumbrarme a ese estilo de cosas.
– Oye, no tenemos ni veinticuatro horas de
conocernos y vivo salvándote del suelo. ¿Cómo has sobrevivido sin mí todos
estos años? – bromeo mientras me acomodaba de nuevo en la silla, su agarre en
mis brazos me hizo notar que su temperatura no era tan gélida, pero si algo
fría, como la de Renesmee. Relacione ese hecho como algo de híbridos.
Lo
fulmine con la mirada ante su engreído comentario – Gracias. Ahora suéltame.
Él
aparto sus manos de mis brazos, aun sonriendo – Entonces, chica humana. ¿Aun no
vas a salir corriendo?
– No.
Y si eso es lo que esperas, siéntate chico vampiro, porque de pie te va a
cansar la espera.
El
rio – Me caes bien – se acerco a la nevera y sirvió agua en un vaso que
apareció en su mano, seguro se había movido muy rápido – podríamos llevarnos
bastante bien.
Me
sonroje sin saber bien porque – Si tu lo dices...
El sonrió y
tomo un poco de agua, sin dejar
de mirarme.
– Caro,
creo que es hora de que vayas a casa –dijo Carlie mientras recogía los platos -
tus hermanas deben estar algo preocupadas. Creo que escucho que tu teléfono está
sonando en mi habitación. Iré por él, espera.
Y
antes de que abriera la boca desapareció dejándome aturdida – ¿Quieres que te lleve a tu casa? –
pregunto Nahuel sentándose frente a mí, donde antes había estado Carlie, unos
segundos después de un silencio incomodo.
Alce
una ceja ante lo que me decía, y con una sonrisa burlona me puse de pie y fui a
lavar los platos que Renesmee había dejado en el lavabo. Sabía lo que intentaba
hacer, poner nerviosa a la chica humana, ¡JA!
Buen intento.
– No sabes donde vivo – respondí.
– Si se, he llevado a Renesmee por allí – insistió – Otra cosa es que tú no me has visto.
– O
sea que me conoces hace tiempo – dije sorprendida mientras enjabonaba los
platos.
– Hace
un año cuando me quede viviendo con los Cullen. Entonces… ¿te llevo? – volvió a
preguntar.
– Mmm…
– fingí pensarlo. Deje los trastes limpios y me
volví a mirarlo, mientras me secaba las manos con un pañuelo vinotinto que
había sobre el mesón de granito.
– No
muerdo – rió – bueno si, pero no a ti.
Su
comentario me hizo sonreír – ¿Por qué tanta insistencia?
– Trato de ser
amable – se encogió entre hombros.
Lo mire
fijamente a los ojos y le creí, tal vez no estaba tratando de molestarme – Vale. Eso sería genial, gracias – acepte dejando el pañuelo en el lavabo.
– Bastante
valiente, Caroline. Has aceptado a un vampiro como tu chofer.
– Carlie irá,
solo por eso he aceptado – aclaré asegurándome de bajar su ego…por alguna razón no sentía miedo alguno.
Estaba volviéndome loca.
– He hablado con Karen, le dije que
estábamos en casa de Charlie –
apareció mi amiga de la nada, esta vez no me sobresalte. Me entrego mi móvil en
mi mano derecha, en la pantalla marcaban un par de mensajes y unas llamadas sin
contestar.
– Ok, tengo que irme entonces –
murmure preocupada mientras revisaba mis mensajes, de mis hermanas y de mi tía,
preguntando por mi paradero.
– Vamos – dijo Nahuel.
– De acuerdo, va… – su palabra se corto en seco como si acaba de recordar
algo.
– ¿Qué ocurre? – pregunte extrañada.
– ¡Nessie! – escuche la voz de Jacob a lo
lejos. Entonces entendí.
– ¿Nessie? – repetí.
– Sí,
es el diminutivo tonto que le tiene – respondió Nahuel cerca de mi odio muy
bajo.
Ella
se sonrojo – El acaba de llegar… vamos a salir a caminar un rato…bueno…supongo
que le diré que nos acompañe.
Me
reí al comprender su dilema. Me cruce de brazos y pensé rápido una solución – Ve con tu Romeo, Julieta… Yo me quedo
con el señor debilita cerebros, si a él no le molesta – bromee riéndome
mientras miraba que entrecerraba los ojos. Para mi sorpresa, sentía confianza
para con Nahuel.
– Deja
a la chica desmayos en mis manos. Prometo no dejar que salga volada por la
ventana del auto – Lo fulmine con la mirada y el solo rio.
El
color de las mejillas de mi amiga, se intensifico. Pareció pensar lo que le
proponíamos por unos segundos y luego me abrazo – Gracias por todo. Nos vemos
mañana.
Asentí sonriendo – Vale. De nada. Gracias por
confiar en mí.
– ¡Hey Nessie! – apareció Jacob en la
cocina. Sus ojos se fijaron en mi – Hola Caroline – su tono fue animado –…Nahuel – saludo con tono neutro. Al
cual Nahuel respondió de la misma manera
Iba
a responder el saludo pero había algo que me estaba distrayendo. El estaba tan
solo en unas bermudas, descalzo y sin camisa exhibiendo su muy bien trabajado pecho.
Por Dios, es que si fuera mi primo no me
importaría…
– Hola – respondí saliendo de mi trance.
Estaba bueno, pero era Jacob, así que me abofeteé mentalmente y reaccione.
– Entonces… ¿ya sabes el pequeño gran
secreto?
– En absoluto. Estuve a punto de sufrir
un infarto, pero creo que puedo llevar
esto – dramatice.
Sonrió
– Lo has tomado bastante bien. Ahora Nessie estara más tranquila – dijo mirándola.
Y
mi amiga tenía una sonrisa de película. Como esa que ponen las protagonistas
cuando ven al amor de su vida bajar de un avión y corren a abrazarlos. Ok, algo exagerado. Pero parecía estar a
punto de romperle las mejillas.
– Sí,
ambas lo estaremos. Ahora… ¡Vayan! Ha hacer lo que sea que van a hacer – les
guiñe el ojo y Renesmee me dedico esa mirada de “Te voy a matar” y Jacob “Que
demonios dijo”. Lo típico. Mis hermanas solían mirarme así cuando hacia un
comentario idiota con sus novios presentes.
– Nahuel,
ya sabes… – dijo Renesmee seria.
– Si, lo sé, lo sé. Tendré cuidado. Me lo
han dicho millones de veces. Ahora vayan, descuida ya dije que no dejare que
sufra ningún daño aunque eso es algo que está en su ADN.
– ¡Hey! – me queje haciendo reír a todos
los presentes.
Jacob
y Renesmee salieron de la cocina, tomados de la mano. Ellos dos, eran algo de lo que tenía que hablar con Carlie.
Cuando
nos quedamos solos pedí a Nahuel que buscara al resto de la familia para
despedirme de ellos, el solo dijo que habían salido. Todos. ¿Les molestaba mi
presencia después de todo? Me sentí algo incomoda ante esa idea. Ellos
habían sido realmente geniales conmigo, no quería incomodarlos. Tal vez no
volvería mas a esa casa, tendría que dejar los puntos claro con Carlie.
Nahuel
se disculpo para hacer una llamada y me quede un rato explorando la planta baja
de la casa en silencio. La casa era de tres pisos, la pared del fondo era de cristal y daba hacia un rio, las
paredes eran altas y blancas, el piso de madera y las alfombras al igual que
las paredes y muebles eran completamente blancas solo que en diferentes
tonalidades. Justo detrás de la puerta que conducía a la cocina y comedor, se
encontraba un hermoso piano negro de
cola. Me acerque y vi algunas hojas sobre el mismo. Visualice la perfecta letra
de Carlie y otra aun más perfecta que no
identifique. Parecían ser partituras.
– ¿Tocas?– escuche la voz de Nahuel a mis
espaldas.
– Para nada –
me giré para mirarlo – ¿De quién es?
– Es de Edward.
Asentí
imaginado al elegante hombre de cabellos cobrizos, tocando hermosas melodías en
ese piano – Supongo que Carlie también toca – dije
mirando de nuevo las hojas garabateadas.
– Como los mismísimos ángeles.
– No me
sorprende – susurre mas
para mí misma que para él.
Apareció
a mi lado, y en esa ocasión no me inmute – Señorita, debo llevarla a su casa.
Sonreí
y me volví a mirarlo, mantenía una distancia prudente de mí – ¿Tú crees que este loca?
– En absoluto – respondió con una
sonrisa.
– Hablo enserio – me queje – no sé, pero
acabo de enterarme de la existencia de los vampiros y ahora me encuentro sola
con uno. Y no siento miedo.
– Tal vez porque confías en mi porque
Carlie lo hace.
– Puede ser – admití
– Si es así, haces bien. Ninguno de
nosotros te lastimara.
– Gracias
- murmure sin saber muy bien porque.
– ¿Por qué?
– Por no morderme – bromee a lo que el
sonrió.
– Vamos Caroline, el auto está por
llegar. Lo escucho. Sentido auditivo
desarrollado.
El
chico vampiro me guio hacia el exterior. Fuera de la casa Cullen todo era
vegetación. Estaba escondida en lo más profundo del bosque. Oculta bajo grandes
árboles. Percibí una llovizna casi inexistente, típica de Forks. Nahuel
caminaba a mi lado, en silencio. Me preguntaba mentalmente dónde estaba el auto
en el que me llevaría cuando, un gran Jeep se estaciono frente a nosotros. El
corazón me subió al cuello, gracias al susto y por reflejo me oculte tras
Nahuel. Escrute el vehículo. Ese auto debía valer más que mi casa y todo lo que
tenía dentro. Ostentoso. El tío de Renesmee salió del jeep con esa
sonrisa con la que yo ya lo había caracterizado.
– Bueno, te prestare mi auto. Solo trata
de no hacer nada demasiado idiota – le dijo Emmett lazando las llaves a Nahuel.
Este
las atrapo en el aire y se rio – No prometo nada.
– Pues tendrás que, lleva a la chica, no
vayas a una velocidad excesiva, asegúrate que nadie te vea cuando vengas de regreso,
ya sabes el protocolo.
– De memoria – admitió.
– Caroline fue genial tenerte por aquí
las últimas horas… bueno contando desde el momento en que estuviste consiente.
Sonreí
algo apenada – Gracias Emmett. Fue genial conocerlos a todos. ¿Dónde están?
– Han salido de caza, yo los alcanzare.
– ¿Caza?
– Mmm… Ness no te explico… es nuestra
manera de alimentarnos – dijo cuidadoso esperando mi reacción.
Solo
asentí – Anotare ese dato – dije con una sonrisa amable – despídeme por favor
de toda la familia, han sido muy amables.
– Claro. Ahora los alcanzare, nos vemos –
y desapareció en un borrón entre los árboles.
Quede
parpadeando varias veces, aturdida – Ok, debo acostumbrarme a esto y pronto –
murmure saliendo de mi escondite, la espalda de Nahuel. El por su lado, se rio
y empezó a caminar al auto. Abrió la puerta del copiloto y me señalo para que
entrara. Murmure
un gracias por lo bajo y subí al vehículo. Sin pensarlo busque el cinturón de
seguridad.
– ¿Tanto miedo me tienes? – molesto el
chico que ya se había puesto frente al volante, al ver el cinturón.
– Ustedes están acostumbrados a hacer
todo muy rápido, con los autos deben ser una pesadilla.
Se
rio – Tienes razón, pero somos excelentes conductores.
– Parecen ser buenos para todo. Solo te
pido que por favor, no vayas muy rápido. Los autos no me gustan del todo y
menos a exceso de velocidad – confesé.
– ¿No te gustan los autos? – pregunto
mientras ponía la llave en el contacto y encendía el jeep.
– No – respondí por lo bajo fijando mi
vista en la gran mansión. Poseía dos pisos y varios ventanales, una simetría
algo extraña también.
– ¿Puedo saber por qué? – Pregunto
haciendo que me volviera a mirarlo - ¿te
paso algún incidente en antes en un auto?
– No. A mí no…a mis padres.
– Oh
– no dijo nada más.
– Supongo que sabes que murieron cuando
yo era pequeña, porque no has preguntado más.
– Sí. Carlie me conto. Lo siento mucho.
– Gracias… Así que… ¿hablaban de mí? Al
menos tenían un tema interesante de conversación - dije y me reí ante mi propio comentario,
tratando de volver al ambiente cómodo.
Sonrió
por primera vez con timidez y me encontré fascinada con ese hecho – Si,
hablábamos mucho de ti.
– ¿Por qué?
– Me pareces…interesante.
– Ahora
soy tu rata de laboratorio – bufe.
Se
carcajeo – Eres la mejor amiga de Ness, ella te mencionaba y me daba curiosidad
saber de ti.
Ambos nos
quedamos en silencio durante un rato, varias preguntas vagaban por mi mente, y
sentía confianza con él, pero no sabía si estaba sobrepasando los limites, no quería
ser demasiado entrometida así que me mordí la lengua.
– ¿No vas a acosarme con preguntas? –
dijo sorprendiéndome como si pudiera leerme la mente.
– No – murmure.
– Suelta – insistió.
– ¿Te crees muy interesante? – solté
despreocupada.
– Para
una humana…si, absolutamente – respondió con una sonrisa arrogante.
Alce
una ceja – Pues para esta humana, no lo eres.
Sonrió
– Vale.
Nos
quedamos en silencio alrededor de un minuto, entonces recordé lo que le había
dicho Carlie… Me mordí el labio y mi curiosidad gano – Oye
– empecé como quien no quiere la cosa - ¿Que fue eso de “Nahuel, ya sabes”?
– ¿No que no tenias preguntas? – ahora el
alzo una ceja.
– Solo dímelo, a que se refería – tenia
curiosidad así que deje crecer su ego al notar que si sentía curiosidad hacia
él.
– Ha tener cuidado contigo, no perder el
control.
– Oh… -busque la manera indicada de
expresar lo que pensaba - ¿eso sería que terminaras dejándome sin sangre? ¿No?
– espere su reacción para ver si me había expresado bien.
– ¿Cómo hablas tan tranquila de todo
esto? Eres una chica extraña.
– Sí, me lo han dicho. Pero creo que
trato de hablar con tranquilidad para asimilar la idea.
– ¿Entonces qué haces aquí?
– ¿Disculpa? – solté sin comprender.
– Soy
un desconocido y agregándole soy un vampiro. ¿Cómo puedes estar tan tranquila?
Mi
corazón dio un brinco y supe que él lo había escuchado – No
voy a lastimarte – aseguro de inmediato.
– Sé que Carlie no me dejaría estar a
solas contigo si no pudieses contenerte. Además eres vegetariano y para los
híbridos no es tan difícil la sed.
– Oh, veo que prestaste atención – alago.
– Lo hago de vez en cuando, eso fue
gracias a que no estabas cerca debilitando mi cerebro.
Se
rio – te gusta molestar con mi don, pequeña.
– Algo – me encogí entre hombros.
– Me gustas.
Lo
mire con los ojos abiertos. ¿Había sido
producto de mi imaginación? – ¿Qué? – solté.
– Me gustas, podríamos ser buenos amigos
– explico.
Note
el vergonzoso latido desembocado de mi corazón – Si,
supongo. Tú también me gustas – respondí - Eso
había sonado mal, mierda - Es decir
me caes bien, me inspiras confianza – me explique de inmediato.
– Me alegro – admitió con una sonrisa.
– ¿Eso es por tu don?
– No. No he vuelto a usar mi don en ti –
respondió mirándome a los ojos.
– Vista hacia adelante – pedí de inmediato
y el sonriendo asintió, haciéndome caso – ¿Cómo funciona tu don?
– Con la mirada, es como un hipnotismo.
– Genial… – me mordí la
lengua, controlando las tantas preguntas que luchaban por salir de mis labios.
– Puedes
preguntar lo que quieras – me ofreció.
– ¿Cómo es que
confías tanto en mi? – pregunte confundida, al notar que era tan abierto
conmigo.
– No pareces
ser una persona que rompa una promesa, y has prometido guardar el secreto.
Además, tú también me inspiras confianza. Pregunta.
– ¿Por qué te dejaron de niñero? – solté
rindiéndome ante mi curiosidad.
– Para calmarte cuando despertaras y
poder hacer que te sintieras algo débil para escuchar a Renesmee.
– Eso es astuto.
– Lo sé, fue mi idea.
– Eso fue arrogante – Señale sonriendo
con una ceja alzada.
– Lo sé.
Bufe.
– Bueno… ¿no hay más preguntas?
– ¿Qué edad tienes? – dije la primera que
me llego a la mente.
– Diecinueve – respondió con una sonrisa
que ocultaba algo - ¿Y tú?
– Dieciséis. Ahora dime la verdad.
– ¿Perdón?
– Nada de perdones, tu edad.
– Ya respondí – replico confundido.
– Sí, eso es lo que le dices a los
humanos que no saben nada de tu situación de hibrido, pero yo sé todo, ahora
dime la verdad.
– Perspicaz – murmuro.
– Para
tu mala suerte – presumí.
– Ciento cincuenta y siete. Pronto cumplo los ciento cincuenta y ocho.
– ¡¿Qué?!
- exclame demasiado sorprendida y aturdida para ocultarlo. Habían edades
más sorprendentes dentro de la familia Cullen y me había sorprendido un poco al
escucharlas, pero no me lo esperaba de él, así que me sorprendí el doble.
– Debí decirlo con mas tacto, lo siento –
se disculpo con una mueca incomoda.
– ¡Oh por Dios! ¡Esto es loco! ¡Conozco a
personas con más de un siglo de vida! –
exclame riendo nerviosa.
–
Estas loca – se rio mientras negaba con la cabeza, con incredibilidad.
– Creí que tendrías unos diez años,
Renesmee tiene ocho. Santo cielo,
no dejan de sorprenderme.
– Naci un siglo y medio antes que ella –
explico mirándome por el rabillo del ojo – no vas a desmayarte, ¿verdad?
– Aun no – lo fulmine con la mirada.
– Bueno,
llegamos – No había dado cuenta que estábamos en
la esquina de mi cuadra, estaba muy entretenida con nuestra conversación – Te dejare aquí, porque tus hermanas
podrían ver el auto.
– El cual no pasa para nada
desapercibido.
– Exacto.
– Bueno… Gracias – murmure.
– Nada de gracias, me debes una. Una
salida, mañana después de la escuela. La playa.
Lo
mire con los ojos entrecerrados esperando que desmintiera sus palabras pero no
paso – ¿Me
estas invitando a salir? – pregunte cautelosa.
– Creo que hablo tu mismo idioma – sonrió. ¿Por qué su sonrisa era tan perfecta?
– ¿Qué te hace pensar que aceptare? –
rete.
– Me la debes – se encogió entre hombros.
Lo
mire fijamente – Quizás… nos veamos mañana.
– Eso será algo seguro, no un hecho
supuesto.
– No he aceptado.
– Técnicamente son tus intenciones.
– Eres
insufrible ¿sabías?
Asintió
– Y tu algo terca.
– Adiós – me despedí sonriendo mientras
baja del auto, nos la pasábamos en
contra batalla.
– Adiós. Y ten cuidado procura no caerte
de la cama mientras duermes – cuando dijo eso lo mire mal y él se rio de mí. Di
un portazo y me dispuse a caminar a casa. Note como el Jeep no se movió de su
lugar hasta que estuve frente a mi hogar, cuando eso paso, escuche el chirrido
de las ruedas en el asfalto.
– Vampiro demente – murmure con una
sonrisa tonta en los labios. No tenía idea de que acaba de pasar, había quedado
en salir con un vampiro y me emocionada esa idea, el pensar en volver a verlo me
hacia sonreír como idiota.
Al
llegar a la puerta, no tenía llaves. Me percate que había dejado mis cosas – entre
ellas mis llaves – en la casa de Car… Renesmee. Debía
acostumbrarme a ese nombre, tener cuidado de cuál de los dos nombres decir y
delante de quienes. Carlie para los humanos, Renesmee para los vampiros, había
varias cosas a las que tenía que acostumbrarme y mi cerebro debía asimilar del
todo… Vi el monovolumen de mi hermana, en el estacionamiento. Toque el timbre y
aguarde a que alguna de mis hermanas abriera la puerta. Kammy apareció tras la puerta.
– ¿Tus llaves? – pregunto con el ceño
fruncido.
– Están en mi mochila.
– ¿Dónde está?
– En casa de Carlie – bueno, no mentía del todo - en su habitación. Acabo de recordarlo.
– ¿Quién te trajo? – pregunto asomándose,
mirando alrededor de la cuadra.
– El abuelo de Carlie, me dejo en la esquina,
tenía prisa – mentir se me daba bastante
bien.
Entre
a la casa, directo a la cocina, donde Karen estaba en la mesa del comedor,
almorzando. Camila se sentó a su lado. Ambas siguieron concentradas en su
comida.
– ¿Por qué traes otra ropa? – pregunto
Karen mientras me observaba.
Mierda. Lo había olvidado.
– ¿Otra ropa? – repetí inocente,
haciéndome la desentendida.
– Sí, esta mañana no ibas de verde –
señalo segura.
Ella siempre tenía que ser tan
detallista – Estás loca, claro que sí.
– Recuerdo perfectamente que ibas de…
– Basta – corte nerviosa – seguro estas confundida… voy a mi habitación,
tengo que estudiar para mañana.
– ¿No vas a comer? – pregunto Camila.
– No, almorcé en casa del señor Swan –
respondí mientras subía las escaleras a toda prisa, ansiosa por alejarme y no
exponerme más. Tal vez, estaba siendo exageradamente paranoica, pero llevar en
los hombros semejante bomba era algo a lo que aun no me acostumbraba.
Parecía que llevaba tatuado en la frente: Hey,
tengo un secreto demasiado fuerte, existen los vampiros ¿no es loco?
-----------------------------------------------------------------------------
Hola chicas, como andan? espero que bien ^^" aqui nuevo capitulo de Entre terceros, espero les guste c: pronto colgare una entrada con fotos de los personajes C: espero sus comentarios ^^" gracias por hacer un tiempo y pasarse por mi blog :D un beso!
Las quiero
CaroR.
5 Palabritas que me inspiran :):
Hermosa¡¡¡¡ esta genial¡¡¡¡ hehehhe Nahuel es genial¡¡¡ LO AMO¡¡¡¡¡¡ hahaha ya lo sabias ¬¬ hehehe pero enserio lo adoro¡¡¡¡¡¡¡ un cita eh??? hahahahha ya acepto la salida heheheh me encanta sigue asi Caro, sabes que me encanta¡¡¡¡¡¡¡¡
Genial!!!!!
Nahuel es unicoo xD
ya quiero ver cuando sale a la luz Seth xDD
espero con ANCIAS a qe puliques de nuevo...cualquie entrada xD
Un beso te cuidas
Bye Bye!!
Adoro esta historia y me encanta Nahuel. Haces que ya nos traiga loquitas con tan buenos modales.
Esperemos como va esa cita en la playa. Supongo que abra muchas sorpresas y entre ellas, Seth...
Que pasara con este trio??
Con quien se quedara Caroline??
Dificil desicion!!!
Besos y ya empiezo la cuenta regresiva para los otros capitulos!!!
guauuu, eso nomás puedo decir estos 3 cap han estado genialll, ahora voy a por los demás :)
Excelente capitulo y sin duda Nahuel me cae muy bien es muy amable, vamos a ver que sucede en esa cita en la playa a ver cuando entra en escena Seth, que barbara con solo tres capitulos y ya estamos bien intrigadas con lo que sucedera.
Besos
Publicar un comentario