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viernes, 27 de mayo de 2011

Entre terceros - Capitulo 2 "Nahuel"



POV CAROLINE.

Una luz mortecina golpeo mi rostro, sacándome poco a poco de la deliciosa inconsciencia que me envolvía. Fruncí el ceño automáticamente por la molestia que esa luz causaba en mis parpados y me removí inquieta, al instante note debajo de mi, una superficie plana y suave, que cedía a mi peso. Una cama. Seguidamente una fuerte punzada pareció taladrar la parte trasera de mi cabeza, gemí gracias al intenso pero momentáneo dolor.  


Abrí los ojos con pereza, y a pesar de haberlos abierto lentamente, de nuevo la molestosa luz causo un dolor, mínimo pero no por eso menos molesto en mis ojos. Me lleve el brazo izquierdo a la cara, protegiendo mi vista. Suspire completamente molesta y fastidiada por el que etiquetaría, el más fastidioso de los despertares, rindiéndome ante el hecho de que no podría reanudar mi descanso.



– Ojos humanos siempre tan sensibles  - escuche una voz profunda y varonil, que resonó en mi mente una y otra vez en cuestión de un segundo, haciendo cuenta de si la conocía o no, al obtener una respuesta rotundamente negativa, mi brazo se aparto de mi rostro y mis ojos se abrieron de golpe, con tanta fuerza que la luz volvió a aturdirme y el dolor en mi cabeza hizo acto de presencia, solo que esta vez más leve. Me quede tiesa en el lugar una milésima de tiempo hasta que mi cuerpo reacciono y me senté como resorte sobre la colcha.

El brusco movimiento me dejo completamente desorientada, solo pude ver una silueta borrosa frente a mí a una distancia considerable, pero que se volvió un simple borrón un momento después, todo comenzó a dar vueltas a mi alrededor haciendo que parpadeara repetidas veces completamente perdida. Busque apoyo con mis manos, tratando de recuperar mi equilibrio, cosa que no conseguí pues nunca llegue a tocar superficie alguna. Sin embargo, antes de que terminara estampándome contra el suelo, fui tomada por los hombros firmemente, deteniendo así mi tambaleo desorientado, fijándome en un lugar fijo, aunque todo siguiera moviéndose en espirales.

En medio de mi frenético parpadeo, poco a poco mi visión se fue aclareciendo y mi desenfocada mirada volvió a tener precisión. Lo primero que visualice una vez que el mareo se desvaneció, fueron unos expresivos ojos de un bonito color café cálido, pero penetrantes, que impactaron contra mi mirada, dejándome completamente aturdida, me dije que se debía a mi desorientación pero claramente esa mirada influía.

Frente a mí, a la orilla de la cama, se encontraba la palabra perfección personificada, en un hombre de tez morena clara con un brillo poco común, cabello negro azabache, a simple vista liso y sedoso, recogido en una coleta, nariz recta y un poco perfilada, acompañada de unos labios proporcionados, mas no en exceso, y sus ojos completamente aturdidores. Era hermoso, no había otra palabra para descubrirlo, lo rodeaba un aura atrayente, que te hacía pensar que harías lo que sea que el dijera e irías donde él fuera, solo para seguirlo mirando. 

– ¿Estás bien? – lo que parecía un producto de mi imaginación, hablo, irrumpiendo el silencio que nos rodeaba, rompiendo mi burbuja de atontamiento repentinamente, con su voz cálida teñida de preocupación. Miré sus sonrojados labios mientras hablaba, casi viéndolo en cámara lenta.

Balbuceé incoherencias por un momento, no encontrando la suficiente inteligencia para decir algo con sentido, no salía nada de mis labios, mi aturdimiento no se había ido por completo así que solo logré murmurar un patético – Ujum… - aunque no era del todo cierto, me dolía la cabeza, pero podía soportarlo, tenia cosas más importantes en las cuales concentrarme, como en que no tenía idea de quién era y me estaba tocando, sentía el agarre de sus manos, firme en mis hombros, y sintiendo como a través de mi camiseta, su temperatura, anormalmente baja se colaba hasta mi piel.

En sus ojos una chispa de diversión brillo, haciendo a un lado su aparente preocupación, una sonrisa se curvo en sus labios exhibiendo así, sus perfecta y brillante dentadura, haciéndome sentir una chispa de envidia ante tanta belleza – Tomaré eso como una afirmación – la presión de su agarre, fue desapareciendo lentamente, hasta no sentir más sus manos sobre mí, pero se alejo tan lentamente que juraría que se aseguraba del buen estado de mi equilibrio.

Fruncí el ceño confundida, sacudí mi cabeza suavemente, previniendo otro mareo y apreté los ojos con fuerza para aclarar mis pensamientos, al pasar unos cuantos segundos, donde seguía sintiendo la mirada de ese extraño sobre mí, mi cerebro pareció volver a trabajar normalmente.

– ¿Quién eres? – pregunté, logrando formular una frase coherente, al tiempo que enfocaba mis ojos en él.

– Tu niñero, pero solo por un rato – respondió aún sonriente, había algo en su mirada que me intimidaba un poco, parecía notar emoción en ella.

– No te pregunte que eras. Pregunte tu nombre – insistí.

– Mi nombre es Nahuel, es un placer…Caroline.

Su nombre era poco común y me sentí trasladada a una época lejana al escucharlo, pero lo que más me sorprendió fue escuchar mi nombre al final de la frase – ¿Cómo sabes mi nombre? – pregunté inmediatamente.

– He escuchado tu nombre millones de veces… las últimas horas – alzo su mano y mi corazón se detuvo por un momento, pero me tranquilice cuando señalo justo a mi lado, seguí la dirección, por puro impulso con la mirada, y me encontré una mesita de noche, de madera, sobre la cual, descansaba una gran lámpara blanca y a su lado un vaso de vidrio lleno de agua y una caja blanca con detalles naranjas, que supe contenía pastillas – Tómatela, hará que el dolor cabeza que seguro tienes, se alivie – aseguró.

Me volví a mirarlo, alzando una ceja, queriendo explicaciones a cerca de porque se preocupaba por mí, además, no iba a tomar absolutamente nada que el dijera, era demasiado desconfiada. Ignoré su petición y empecé a interrogarlo – ¿Dónde estoy? – en ese momento, al ser consciente de la gravedad de los hechos, no tenía idea de donde estaba ni con quien, el miedo empezó a florecer desde la boca de mi estomago, causándome un revoltijo incomodo en el mismo, parecido a las nauseas.

Él era un desconocido ¿Cuidando de mí? Esa era la función de un niñero. Pero, ¿Por qué me cuidaba? ¿De dónde me conocía?... Podía perfectamente ser un secuestro, el un violador enfermo… descarté esa idea tan dramática de mi mente, estábamos en Forks donde nunca pasaba nada, los índices de secuestros eran un mito para los habitantes de tan aburrido lugar, tampoco era de familia adinerada... sentía miedo, angustia, pero había algo en su mirada que me decía que no debía temer, que solo estaba siendo paranoica, como siempre.

Aparte mis ojos de él, y por primera vez desde que había despertado, mire a mi alrededor detalladamente, la habitación estaba a media luz, habían, a cada lado de la cama, unas mesitas de noche de color caoba - hacían juego con la cama – sobre estas descansaban dos lámparas blancas que se encontraban apagadas. Habían retratos de gente que no reconocía. Dos, de las tres paredes estaban pintadas de color negro y otras de color blanco. La que sería lógicamente la cuarta, había sido sustituida por un gran ventanal del lado derecho que, dejaba ver los grandes árboles característicos del húmedo y muy verde bosque de Forks, estaba claro pero nublado. Aun era de día, pero como siempre las nubes no dejaban al sol regalarlos su vitamina D. Llovía con un poco de fuerza, escuchaba el agua golpear el techo y los arboles ser golpeando por la brisa.

El closet y el peinador eran también caoba. Había un gran espejo en un rincón de la habitación de borde fucsia con pedrería, al igual que tres cuadros - en diferentes paredes, dos en frente y uno tras de mí - en los que solo se veían figuras abstractas. El edredón era de color rosado en varias tonalidades. Cada objeto mueble hacia juego con el otro y resaltaba de las paredes…

– En la mansión Cullen – respondió un largo rato después.
Escuchar ese apellido, detuvo mi inspección, me trajo un recuerdo reciente, muy fresco.

Flashback.

-Caroline soy un vampiro – soltó la oración a una velocidad increíble pero la entendí.
….

Alzo su mano en mi dirección – Dame tu mano. No te hare daño – prometió.

Alce mi mano lenta pero seguramente hacia la suya – Se que no me harás daño - de eso estaba segura, de alguna manera seguía confiando en ella.

Ella sonrió a medias al tomar mi mano  apretarla suavemente – Un gusto, mi nombre es Renesmee Cullen – escuche su voz pero no movió los labios.

-¿Ha…Has sido…tu? – Pregunte tartamudeando al notar lo extremadamente extraño que había sido lo último, ella asintió – ¿Co…Cómo has hecho e…eso? - tartamudeé sin voz.

– Puedo comunicarme sin necesidad de hablar, puedo entrar en tu mente – volví a escucharla sin dar señales de habla, afirmando los hechos y bruscamente aparte mi mano de la de ella, por puro reflejo, sintiendo un miedo horrible, un frio en todo mi cuerpo que me decía peligro.

Sin pensarlo demasiado, corrí lejos de ella, escuchando como gritaba mi nombre a mis espaldas, ignorándola por completo seguí mi ridículo intento de huida, cayéndome varias veces. No sabía si me perseguía o no, pero sentía miedo, mucho miedo. No supe cuando tiempo pase en el bosque hasta notar que me había perdido. Empezando a llorar por la histeria que me producía el momento me detuve, con mis pulmones necesitando oxigeno con urgencia. Mis piernas dolían, no podía más.

Mi respiración se corto cuando escuche un gruñido tras de mí. Entonces vi a un gran animal, tan grande como un caballo, pero con el aspecto de un lobo. Abrí mucho los ojos y me di por muerta, el se quedo frente a mí, mirándome como si me conociera, su pelaje era de un oscuro color rojizo. Retrocedí un par de pasos, lentamente, dejándome guiar por mi instinto de supervivencia, fue allí cuando tropecé con algo y lo último que recuerdo es que perdí el equilibrio.

Fin del Flashback.

Mi cuerpo entero se envaró y en un abrir y cerrar de ojos estuve de pie junto a la cama, alejándome de ese desconocido. La palabra vampiro resonaba en mi mente una y otra vez, como si de un par de parlantes se tratara. Mi corazón latía desembocado, golpeando mi pecho hasta tal punto que resultaba algo doloroso.

Sentí mis pies descalzos en el piso frio y solo en ese momento, mire mi aspecto, me sorprendió encontrarme en pijamas, con unos pants cuadriculados de color café y una sudadera holgada negra ¿Por qué estaba vestida como si estuviese en mi casa? Sacudí mi cabeza de nuevo, todo era demasiado confuso, tenía demasiadas incógnitas, como: ¿Dónde demonios estaba? ¿Quién era ese hombre increíblemente guapo? ¿Por qué estaba conmigo? ¿Qué hacía en la mansión Cullen? Y principalmente…¿Quiénes eran los Cullen?

– Hey ¿Qué pasa? – pregunto ese que se hacía llamar Nahuel, imitando mi acción, incorporándose dando dos pasos hacia mí.

 – ¡No te acerques! – grite escuchando como mi voz se quebraba a mitad de la oración. Di dos pasos atrás, retrocediendo sus pasos.

–  No hare nada que no quieras – prometió –  Ahora ¿quieres calmarte, por favor?

–  ¡No! ¡¿Quién eres tú?! – volví a gritar, asustada, mi cuerpo entero temblaba.

–  Ya te he dicho mi nombre. Y por favor no grites – pidió en tono conciliador.

– ¡¿Por qué estás aquí?! – ignoré lo que me pedía.

– Hey preciosa, calma. No tengas miedo, no te haré daño. Estoy aquí porque debía evitar esto – me miro fijamente y seguidamente sentí como mi respiración se regulaba junto con los latidos de mi corazón, parecía como si con solo mirarme me calmara, pero yo seguía sintiendo mucho miedo.

– ¿Qué es lo que me haces? – pregunte con voz débil tragando con dificultad.

–  Calmarte – alzó las manos al frente, en modo de tregua.

–  Responde a lo que te pregunte.

–  Ya te he respondido – Dio un paso al frente.

–  No quiero que te acerques – no entendía porque no podía alterarme.

–  No me acercaré – retrocedió el paso dado - ¿Lo ves? nos entendemos mejor si no gritas – sonrió bajando las manos, lentamente, dejándola a los costados.

– No me hagas daño – pedí asustada, era un desconocido en un lugar desconocido, muchas cosas en mi contra.

–  No lo hare. Ni yo, ni Renesmee - Renesmee Cullen.

– ¿Dónde está Carlie?

–  Hablas de Renesmee.

Asentí  – Quiero verla  ¿Dónde está?

–  Afuera – hizo un ademán con su cabeza y me indico la puerta.

Mire la puerta de madera caoba y sin pensarlo demasiado corrí hacia ella, con el único deseo de salir de ese lugar, de encontrar a Carlie y que me explicara qué era lo que estaba pasando. No me gustaba sentirme confundida, me exasperaba. Sin embargo, mis – patéticos – intentos de escape se fueron abajo cuando solo conseguí tropezar, al pisar mi pantaloncillo – me quedaba algo largo –  y irme de frente con el piso como único destino. Espere el impacto, cerrando los ojos con fuerza y volviendo a marearme, pero nunca llego, sus brazos volvieron a sostenerme. 

–  Tranquila, no tienes que correr. Ella vendrá si tú lo quieres – me aseguró con voz aterciopelada.

– Quiero que pase, necesito hablar con ella – gimoteé fastidiada, mientras él me abrazaba a su pecho frio y duro con firmeza y me guiaba de nuevo a la cama, el era más alto que yo por varios centímetros – ¿Qué quieres? ¿Por qué me ayudas? – insistí aun quejándome, cuando estuve sentada en el borde de la colcha. Los escuche respirar profundo y murmurar algo como “Delicioso” para luego alejarse y pararse frente a mi. Obviamente, no respondió mis preguntas – Tú me haces sentir extraña. Quiero que te vayas.

Vi como sonrió de medio lado, parecía que todo lo que hacía le causaba gracia – La mayoría tarda un rato mas en darse cuenta que yo soy lo que los hace sentir así, muy perspicaz, a pesar de estar mentalmente sedada.

– No entiendo bien de que hablas. Solo busca a Carlie – casi ordené – Por favor – arregle, no sabía si estaba en para dar órdenes, algo me decía que no.

El asintió ante mis palabras, aun con esa maldita sonrisa que me resultaba completamente deslumbrante y me aturdía un poco. Espere impaciente su próxima palabra o movimiento  y un momento después observe que se alejo de mí a paso lento, en dirección a la puerta.

Cuando toco la perilla se volvió a verme antes de abrirla – Un placer conocerte, espero volvamos a vernos – dicho esto, abrió la puerta y dejo la habitación.

Me quede mirando la puerta fijamente, pero no estaba concentrada en ello, mi mente vagaba entre palabras encadenadas con acciones, dándole todo el sentido que podía a mis pensamientos, sin mucho éxito. La última conversación con Carlie iba apareciendo poco a poco en mis recuerdos. Confundiéndome más, como si no fuera suficiente lo que ya estaba.

En lo que pude calcular como un par de segundos, la puerta volvió a abrirse, dejando ver a una Carlie, asomando la cabeza con timidez desde el marco – ¿Puedo pasar? – pregunto con voz suave.

–  Supongo – me encogí entre hombros – Todo es demasiado femenino para ser la habitación del chico que acaba de salir, así que creo que es tu habitación.

Sonrió a penas y moviéndose exageradamente lento, a mi parecer, entro al cuarto. Cerró la puerta a sus espaldas y pude escuchar como suspiro hondamente antes de volver a encararme. Con su andar lento, precavido, se acerco a la cama, como si no quisiera asustarme, se sentó en la otra punta de la cama, lejos de mi. Aun llevaba su ropa de instituto.

– ¿Por qué traigo una pijama? – quise saber. Mi tono era más calmado de lo que pretendía, agradecía mantenerme bajo control. Necesitaba demasiadas explicaciones. Fije mis mirada en ella esperando su respuesta.

–  Fui por un pijama a tu casa. Queríamos que estuviese más cómoda -  respondió simplemente, como si el hecho de haberme cambiado de ropa mientras dormía, fuera demasiado natural. Me pregunte como había terminado en esa habitación, dormida… pero el dolor punzante en mi cabeza no me dejaba otra cosa que pensar, que me había caído y desmayado, pero no estaba segura.

–  Ok ¿Quién se supone que me cambio?

Se rio nerviosamente, una risa muy breve – Yo misma lo he hecho, con ayuda de mi abuela – aquello era vergonzoso.

Suspire aun manteniéndome tranquila al menos exteriormente, porque mi corazón y la sensación incomoda, de nervios y miedo en mi estomago, decían todo lo contrario.

– Creí que no tenías a nadie más que Charlie.

– Mentí. Tengo a mis abuelos, dos tas, dos tíos y mis padres.

Asentí calmadamente – ¿Qué es todo esto? – pregunté mientras sentía como la sensación de debilidad y mareos pasaba de a poco - ¿Por qué me siento como si estuviese drogada? ¿Me sedaron?

– No, en absoluto. Es el don de Nahuel. Lo uso contigo, pero tranquila el efecto pasara en un momento.

– ¿Don?

–  Sí, es su habilidad especial. Es algo que forma parte de los de nuestra…especie – explico dudosa.

Volví a asentir y fruncí el ceño ante los cabos que mi mente ataba, maquinando la información que recibía. La sensación de mareos paso, tal y como ella había asegurado y sentí como volvía a tener energías y mis nervios se afloraban más. Nos quedamos en silencio alrededor de un minuto.

– ¿Te sientes bien? – rompió ella el silencio.

– Eso creo. Aunque me duele mucho la cabeza.

–  Tomate la pastilla que te dijo Nahuel.

– ¿Cómo sabes lo que me dijo? ¿Estuviste espiando todo el tiempo?

–  No. En realidad, digamos que tengo un oído bastante desarrollado – respondió haciendo una mueca.

Por fin obedecí. Que Carlie me lo dijera ella distinto, yo confiaba en ella aun cuando estábamos en esa extraña situación. Tome el pequeño vaso de vidrio y la pastilla en mano, para luego llevármela a la boca y beber agua a temperatura natural. Volví a dejar el vaso en su antiguo lugar y regrese mi atención a mi amiga, pero gire mi cabeza muy rápido, sentí una punzada que me hizo gemir de dolor.

Me lleve la mano a la zona del dolor con cuidado, pude sentir zona hinchada entre mi cabello. Hice una mueca –  ¿Qué me paso? Deduzco que me he caído, pero… ¡Auch! – me queje ante otra punzada.

–  Mientras…corrías, te caíste y tu cabeza fue a dar a una roca, quedaste inconsciente por el golpe y aquí estas.

–  Oh – dije sin saber muy bien que mas decir –   Me trajiste a… ¿Qué es este lugar?

– Mi verdadera casa.

– ¿Aun estamos en Forks?

Asintió.

– ¿Por cuantas horas estuve inconsciente?

–  Dos horas. Hemos estado al pendiente de ti, estaba muy preocupada, existía la posibilidad de que perdieras la memoria y aunque al parecer eso es lo que me conviene ahora, no quería tal cosa.

Su última frase me hizo comprender absolutamente todo, o al menos en su mayoría, su secreto había sido revelado, no estaba bromeando cuando dijo que era un… vampiro. Y ahora solo esperaba que yo lo guardara, ella tenía esa esperanza.

–  Carlie… ¿Todo en el bosque fue…real? – quise asegurarme, quería descartar que el golpe me crea recuerdos falsos.

– Recuerdas… ¿Todo? – su tono era algo nervioso.

– Sí. Si te refieres a tu pequeño gran secreto, sí.

Ella hizo una mueca – ¿Tienes miedo?

Trague grueso – No lo sé.

– ¿Quieres que te lleve a tu casa?

– No.

– ¿Quieres volver a dormir? Siéntete como en tu casa.

– No. Gracias, pero no.

– ¡¿Entonces qué quieres?! – ahora su voz sonaba desesperada.

– Quiero que me expliques todo – respondí lo más serena posible.

– ¿Para qué? Saldrás corriendo de nuevo – dijo con reproche y parecía dolida – No gracias, ya me sentí lo suficientemente rechazada por hoy. Y no te culpo – bufo – pero no puedo soportar que tu, exactamente tu, reacciones con miedo cuando sabes que yo jamás te lastimaría.

– No correré – asegure sintiéndome mal por la forma en que sus ojos estaban vidriosos, le dolía mi reacción, para ella era importante mi aceptación.

– Es normal que quieras hacerlo…

Suspire profundamente, cerrando los ojos en el proceso, organizando mis ideas, mis miedos y sensaciones, aun por encima de los latidos descontrolados de mi corazón, había algo llamado lealtad, acompañado de amistad, que me mantenían bajo control. Carlie fuera lo que fuera era mi amiga, había estado conmigo en las buenas y en las malas. Se había emborrachado conmigo en mi pasado cumpleaños y hecho compañía cuando sentía melancolía por mis padres. Me había acompañado cuando el idiota de Tyler, me había tronado por una zorra más de la clase. Había visto películas deprimentes conmigo, aguantado mis lágrimas durante horas. Siempre estaba cuando la necesitaba…Ahora me tocaba a mí, nunca había hecho algo por ella porque nunca parecía necesitarlo. Este era el momento.

– Si lo hice fue porque me sorprendí – explique abriendo los ojos, encontrándome con los de ella aun angustiados – Creo que fue la reacción más normal del mundo. Las cosas que me dijiste, mostraste y hiciste…no son fáciles de asimilar, al menos no para mí. Tengo un sistema nervioso, por si lo olvidas.

– Ya te he dicho todo de mí y no has podido aceptarlo. Lo mejor será llevarte a tu casa y pedirte por favor, que no digas nada de lo que te dije. Primero quedarías como una completa demente. Segundo podrían sospechar, te pido por el tiempo de amistad que lo guardes por el resto de tu vida. Tercero, no tienes ni porque recordarlo. No volverás a verme, me iré lejos de aquí para que no tengas que sentir miedo.

Me tomo dos segundos darme cuenta de lo que hacía – ¡¿Qué?! Estas bromeando ¿verdad? – solté al notar su despedida.

– No. Esto no es divertido para mí – respondió seria poniéndose de pie y caminando hacia la puerta.

– Mucho menos a mí – replique moviéndome lo más rápido que pude y logrando alcanzarla, tomándola por el brazo, para detenerla – Te estás despidiendo de mí, esto no me causa gracia. Perder a mi mejor amiga no es nada divertido.

– Es lo mejor – se encogió entre hombros – te daré tiempo para que te cambies, avísame y te llevare a casa.

– No. No lo es…- pensé en algo rápido – No saldré corriendo lo prometo – hable rápidamente - Ahora dame una segunda oportunidad para asimilar lo que me has dicho – trataba de prepararme mentalmente para todo.

– Antes prometiste no desmayarte y técnicamente lo hiciste – dijo intentando bromear.

– Carlie…

– Mi nombre es Renesmee – me corto - Carlie es el segundo.

– Vale…Renesmee …eres…un…

– Vampiro. Mitad vampiro, mitad humana, si nos vamos a detalles – hablaba de aquello como hablar del clima. Me miraba fijamente, estudiando mis reacciones. Intentaba que mi rostro no le diera señales equivocadas.

Yo lo oía y sonaba tan estúpido y demente a la vez - Esta bien, creo recordar lo que me contaste –  dije sintiendo como la sangre se disparaba por mis venas, estaba confundida, mas no tenía miedo. Después de todo,  ella había estado conmigo todo el tiempo y nunca me había herido, ella no era capaz. Y si él no aceptarlo significaría perderla, me esforzaría por asimilar todo hasta adaptarme.

– Puedo escuchar tu corazón, late rápido. Tienes miedo. No tienes que temerme, sigo siendo yo – pidió y vi sus ojos vidriosos.

Me sorprendí por el comentario, pero entendí a que se refería cuando dijo que tenía un oído desarrollado – Lo sé. Es solo que, no puedes pedirme que asimile todo tan rápido. Estoy esforzándome.

– No es necesario, no tendrás que vivir con esto…

– ¡Ya cállate! – la corte molesta – eres mi mejor amiga, obvio que tendré que vivir con esto. Déjame acostumbrarme a todo este rollo, tenme paciencia ¡Joder!

Abrió los ojos ampliamente al escucharme y todo rastro de tristeza desapareció de su semblante - ¿Estás… estás diciendo que seguirás siendo mi amiga?

– ¡Obvio! – Exclame, hablando fuerte. Sentí una punzada de nuevo pero la ignore - ¿Cómo piensas que no? ¡No voy a perder a mi mejor amiga porque ella sea… un vampiro! – aun me resultaba extraño decirlo.

– Saliste corriendo eso me dio el mensaje equivocado – Hizo una mueca-sonrisa.

– Solo fue instinto de supervivencia. Pero sé que en estos momentos estaría yendo a casa de Charlie o llamándote para disculparme y hablar de nuevo.

Se lanzo a abrazarme, fue un movimiento fugaz, ni siquiera lo percibí. Me dejo aturdida pero no quise que lo notara. Los vampiros son rápidos. Recordé.

– Sabía que podía confiar en ti. Sabía que tú lo entenderías – murmuraba feliz.

– Puede que mi huida te allá hecho pensar mal, pero ya sabes cómo soy. Me asuste y corrí. Estaba aturdida y sintiéndome demente, eso fue todo.

– Solo creí que te asustaba. No quería que sintieras miedo, no te hare daño. Ni yo, ni mi familia. No atacamos humanos, solo animales. Es nuestra dieta – ella hablaba rápido, ansiosa por soltar toda la información. De nuevo observándome, esperando mis reacciones.

Animales ¿dietas? Ok, aquello era de lo más extraño.

– Te creo – le fui sincera - Ahora déjame asimilar todo – pedí y volví a sentarme en la orilla de la cama – Tu nombre es Reneesme – asintió sonriendo – Cullen – volvió a asentir – vives en esta mansión de la cual solo he visto una habitación y me hago la idea de cuán grande es – asintió sonriendo – eres…

– Hibrida – completo.

– Tu familia es vampiro.

– Si. Vegetarianos – recalco.

– Y el chico que me cuidaba ¿es…?

– Nahuel, es como…mi hermano mayor. El también es hibrido como yo.

– Oh. ¿Es como tú hermano? ¿Por qué? ¿Qué es en verdad?

– Un amigo de la familia y gran amigo mío. Lo conozco desde que era pequeña, 
siempre viene de visita.

– ¿Por qué es hibrido como tú?

– Larga historia, pero su madre también era humana. Luego te contare la historia de mis padres con más detalles, es una locura, te confundirás más si lo hago ahora.

Asentí. Humanos. Vampiros. Híbridos.  Me resultaba algo difícil, pero podría con eso.

– ¿Ya estas sintiendo miedo?

– No – respondí estando completamente segura de ello – Más bien estaba pensando…

– ¿Qué cosa? – pregunto curiosa.

– Quiero conocer a tu familia – dije decidida. Aun no terminaba de creer que todo aquello fuera real, estaba considerando pellizcarme y probar así, que no estaba dormida.

– ¿Conocer a mi familia? – repitió algo sorprendida.

Asentí frunciendo el ceño – ¿Algún problema? Acabas de decir que ellos no me lastimaran, entonces, quiero conocerlos. Creo que es lo más lógico, son tu familia.

– Claro, ellos no te lastimaran. Pero primero…tengo que hablar con ellos – respondió frunciendo el ceño al igual que yo y mirando a un lado, cosa que hacia cuando pensaba detenidamente algo.

– ¿Por qué tienes hablar con ellos? ¿Tienen algún problema en conocerme?

– Es que…ellos no están muy de acuerdo con que lo sepas, al menos no todos. Estábamos seguros de que saldrías huyendo de nuevo y ahora reaccionas diferente.

– ¿Ellos querían que huyera de nuevo? ¿Acaso no les agrada que yo sea…humana? – me sentí extraña preguntando eso.

– Algo así. Me han dado un sermón que ni te imaginas. He roto las reglas…

– ¿Reglas? ¿Los vampiros tienen reglas?

– Solo una y la rompí.

– ¿Contarle a tu mejor amiga que eres un vampiro?

Ella rio ante mi pregunta – No, exactamente así no va…mas bien, contarle a un humano de la existencia de nuestra especie. Haber dejado ver mis habilidades. ExponernosEsto es peligroso. Pero tú querías saberlo.

– ¿Peligroso?

– Puede acabar mal.

– ¿En qué sentido? Si no me lastimaran, no veo el peligro… - si ella me aseguraba aquello, le creía. Mis niveles de confianza para con ella eran enormnes.

– Si decides convivir con mi mundo, hay muchas cosas que debes saber. No todo es bueno aquí, como todo tiene su lado malo.

– Estoy dispuesta a escucharlas. Y no creo que vayas a dejar que algo me pase, así que… confió en ti.

Sonrió – Te contare todo…pero primero, es mejor que conozcas a mi familia.

– Creo que mejor no, si no les voy a agradar. Mejor simplemente me iré.

– No. Ya lo sabes. No hay vuelta atrás. Ahora ellos tendrán que apoyar mi decisión – dijo segura.

Me mordí el labio inferior nerviosa – Bueno ¿Dónde están ellos?

– En el piso de abajo.

– Perfecto – acepte preparándome mentalmente para el hecho de conocer a una familia de vampiros, y sobre todo preocupada por agradarles – ¿Dónde está la ropa que tenía en el insti?  No quiero conocer a tu familia en pijama – comente mirando mi aspecto - Ya de por sí, soy una simple humana al menos debo estar presentable.

Rio a penas – Traje más ropa. Cuando fui por tu pijama traje un cambio más. Supuse que al despertar querrías ducharte, corriste demasiado y pense que desearias refrescarte.

– Sí, eso me caería excelente – murmure avergonzada al recordar como había salido huyendo.

– Entonces, dúchate, hay una toalla para ti en el baño. Mientras, yo bajo a prepararlos para conocerte, aunque sé que ellos ya lo saben.

– ¿Pero como…? – dije mi pregunta inconclusa para yo misma responderla – Buen oído.

Asintió – Característico de un vampiro.

Respire profundo – Puedo acostumbrarme – ella solo sonrió.

Me puse de pie, localice mi una de mis maletas color kaki al fondo – ¿Qué le has dicho a mis hermanas? ¿Cómo calmaste su histeria? Porque al no verme estoy segura te acosaron con preguntas –  cuestione mientras me acercaba y tomaba mi bolsa.

– No vi a tus hermanas.

– ¿A Melanie? – volví a preguntar mientras me acercaba a la cama y dejaba descansar mi bolsa sobre la misma.

– No. La casa estaba sola.

– ¿Cómo entraste? – pregunte confundida.

– Por la ventana – explico con una sonrisa mientras me dejaba sola en la habitación.

– Supongo que no necesito una escalera – murmure para mí misma.

– ¡No te equivocas! – escuche su respuesta y salte sorprendida. Tenía que acostumbrarme a esos nuevos detalles. Cuantas cosas habían cambiado en tan solo unas horas y ahora estaba a punto de conocer a una familia de vampiros vegetarianos. Trataba de no ponerme histérica ante ese hecho y al mismo tiempo sentir que no habia perdido la cabeza.

Saque la ropa que estaba en mi bolso, una camiseta blanca, una blusa verde agua algo gruesa que me serviría de abrigo, hacia un frio de los mil demonios. Un pantalón de mezclilla y mis tenis blancos. Tome mis cosas y busque el baño en la habitación que se encontraba en un pasillo de la habitación. Al entrar note cuanto combinaba con la habitación, estaba completamente impecable, tan blanco que encandilaba, era el doble de grande que el de mi casa.  Cuando estuve lista llame a Car…Renesmee en voz más o menos alta, cuando apareció en mi habitación se veía tranquila. Estaba sonriente.

– ¿Qué pasa?

– ¡Están de acuerdo! – Exclamó feliz  dando saltitos - hable con ellos y están esperándonos.

Respire profundo – Si ellos me odian me sentiré mal.

– Ellos no te odiaran están gratamente sorprendidos por tu reacción. Has reaccionado casi igual que mi madre cuando mi padre le conto de su condición de vampiro.

– ¿Ella se desmayo?

– No, eso es lo que hace tu reacción diferente – rio y me halo por el brazo – ¡vamos!

Me deje llevar por ella, la casa era enorme caminamos por un largo pasillo de paredes blancas, habían mas puertas, supuse que mas habitaciones. El suelo era de una alfombra café oscuro. Los cuadros y candelabros de un color dorado. Todo en una perfecta combinación. Aunque no pude apreciar el lugar detenidamente, Carlie me llevaba arrastrada.  Llegamos a unas escaletas, de vidrio con hierros dorados, en forma de caracol. Ella soltó mi brazo y gracias al cielo, porque a veces sufría de mal equilibrio, bajamos a un paso pausado.

Al bajar el último escalón alce la vista y vi a su familia, por primera vez. Mi corazón empezó a latir desembocado bombardeando la sangre, la adrenalina ante la anticipación por mis venas. Renesmee volteo y me sonrió infundiéndome valor. La seguí algo tímida hasta acercarme a su familia. Eran ocho, cada uno con su respectiva pareja al lado, lo supe por sus manos entrelazadas, abrazos, o por sus gestos. Al ver sus rostro me quede helada, todos, pero sin excepción poseían una belleza sobrenatural, siempre había pensado que Carlie era simpática y que tenia rasgos poco comunes y muy hermosos pero su familia la superaba por mucho. No pase por alto el color común de sus ojos, ámbar.


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Hola Chicas *-*" aparezco despues de casi una semana D: lo siento, pero de verdad no he tenido tiempito pero ya me desocupe un poco :D asi que aqui tienen el segundo capitulo de Entre Terceros :) Gracias por sus comentarios en el capitulo anterior, me alegra profundamente que les gustara ^^" eso me da animos de seguir con esto :D por otro lado espero que este les guste y les inspire esas palabritas de aliento para esta loca mortal :P ok no ._. jajaja x.x
Con respecto a los dias de publicacion, no se que le pasa a blogger tengo UNA HORA tratando de colgar el calendario pero no me deja crear gadget's de texto D: asi que bueno mientras blogger me deje colgarlo aqui les dejo el calendario :D
Días de Publicación:
-Lunes: Cena Familiar
-Miércoles: Las Preguntas de Nessie
-Viernes: Entre Terceros
sIN MAS QUE DECIR, ESPERO SUS COMENTARIOS!
un besito :*
las adoro
CaroR.

4 Palabritas que me inspiran :):

★Nαмi★ dijo...

:OO me encantó el cap. está muy bien! *-* cada descripción me encantó! =3
Deseo ya que llegue el viernes y poder leer más! *--*
Bueno, besos, cuidate

Nikol R. dijo...

oh¡¡¡ genial¡¡¡ Nahuel, eh??? hhahaaahh quiero más hahaha que feo que Nahuel use su don contigo, obvio todos los vamps son bellos, Bella en vez de asustarse se enamora de un vampiro -.- rara hahahahahahah esta genial¡¡¡¡¡¡ sigue asiii

Bell.mary dijo...

Me gusto mucho el capitulo, ya conocimos a Nahuel y un poco de sus dones ahora hay que ver que sucede con la presentacion de la familia.
Saludos y besos.

Noel Arias dijo...

No habia comentado en este capitulo!!
Amo esta historia y logras que nos enamoremos de tu Nahuel!!!
Seguro que esta parejita nos hara suspirar y mucho!!