Entre Terceros - Capitulo 27 "Superman"

 

 

 

 

POV CAROLINE.

 

- ¿Segura? – Insistí – Por alguna razón me dio la impresión de que mi apellido te incomodó...

– Para nada – Negó en tono cortante – En mi vida lo había escuchado.
Fruncí el ceño pero finalmente termine asintiendo, aun sin creerle, haciendo la nota mental de su extraño comportamiento.

- Vale, entonces fue solo mi imaginación – dije fingiendo que olvidaría el tema solo para tranquilizarla, porque obviamente no lo dejaría pasar tan fácilmente.

- Seguramente – Murmuró aliviada, forzó una sonrisa que intento verse amable pero se vio más como una mueca que como alguna otra cosa.

Pasaron alrededor de tres segundos, cuando alguien más entro a la cocina. Un chico moreno en shorts de jean desgastados, sin camisa y carente de calzado. Un lobo, deduje automáticamente al detallar sus dos metros de estatura y su – imposible de no notar – musculoso cuerpo.

- ¡Hola todo el mundo! – saludó llamando la atención de todos, sin embargo, la de él solo se concentraba en una persona, Natalie.

El moreno fue directo hacia ella, y como si de un par de imanes se tratase, choco contra ella envolviéndola en un posesivo abrazo por la espalda apoyando su mentón en el menudo hombro de Natalie. Supuse que había susurrado algo en su oído, haciendo que ella dejara de hacer esa mueca que pretendía ser una sonrisa, y sonriera de verdad y rodeara los grandes brazos del chico con los de ella, que se veían más delgados y delicados en contraste. La sonrisa de ambos era amplia y el aire de posesividad que emanaban también.

- Hola Collin – Saludó Seth – ¿Que tal estuvo tu ronda? ¿Alguna novedad?

- Todo tranquilo, Seth – Aseguró sin molestarse en prestarle atención a otra cosa que no fuera Natalie – Tu chica vampiro esta fuera de peligro. No hay rastro alguno de nada que represente una amenaza en Forks, ni en las fronteras con Canadá – Se rió al tiempo que por fin alzaba la mirada hacia Seth y por supuesto, tomando en cuenta que era la única desconocida, su atención recayó sobre mí de inmediato.

- ¡Pero miren nada más a quien tenemos aquí! – exclamó.

- ¿Disculpa? – solté algo sorprendida por la confianza de su tono. ¡Ni siquiera sabía mi nombre!

- ¿Es ella, Seth? Es tu chica vampiro, ¿cierto? – ignorándome busco la confirmación de sus palabras en Seth.

- Collin, por favor no digas nada estúpido – advirtió Seth entre dientes, que a diferencia del otro chico, no estaba sonriendo, al contrario, estaba completamente serio con una mirada de advertencia en su dirección.

- Disculpa grandulón, pero tengo nombre y no estoy pintada en la pared – me quejé.

¿Qué era eso de la “chica vampiro” de Seth? ¿Qué me creían? ¿Una mascota nueva?

- ¡Oh, lo siento! – Soltó cuando se le dio la gana de bajar la mirada hacia mi – Mi nombre es Collin – se presentó, liberando una mano del opresivo abrazo de su chica, para tendérmela

Extendì mi mano y le di un breve apretòn en saludo, para luego apartarla desconfiada - Caroline - respondì secamente.

 

- Claro que se tu nombre, chica. Lo he tenido entre ceja y ceja desde hace varios dias..

¿Qué demo…?

- ¿Qué demonios? – soltó Natalie abruptamente, en unísono con mi mente.

- Cariño, sabes a lo que me refiero – explicó el de inmediato a su chica – es imposible no sentir que su nombre esta trillado en mi mente cuando Seth no hace otra cosa que pensar en ella cuando hacemos ronda juntos – bufó – es extenuante, pero sabes que no es mi culpa.

¿Qué? Joder, y aquí viene el estúpido sonrojo y las ridículas mariposas de nuevo.

- ¡Collin! – medio gruñó Seth.

- ¿Qué? – Respondió inocente – ¿Vas a negarlo? Vamos hermano, no me hagas quedar mal frente a Nath.

No me pasaron por alto, las sonrisas contenidas de Sunny y Natalie. ¿Qué sabían ellas que yo no?

Seth simplemente suspiró cansinamente – Solo cierra la boca de una maldita vez, Collin. No haces más que joderlo todo.

- ¿Por qué quedarías mal? ¿Qué tiene de malo que pienses en tu chica? – habló Natalie, ahora de mejor humor.

Mi cuerpo entero se envaró.

- Ella no es mi chica, Natalie – aclaró Seth.

- Pues lo parece, fue la imagen que dieron cuando llegaron tomados de la mano. Fue como ver a una pareja de Hollywood huyendo de los paparazzis.

- Sunshine se carcajeo a mi lado, al unìsono con Collin. Para ese momento mis mejillas estaban en llamas, pero trate de no mostrarme avergonzada. Natalie era igual a su novio, gozaba con el pudor ajeno.

- No lo soy, somos buenos amigos – intervine tratando de ayudar a Seth.

- Mmm… – asintió aun con rastro de diversión brillando en sus ojos – pero por lo que observo ustedes dos tienen química – se rio divertida mirándonos a ambos – sus ojos hasta echan chispitas cuando se miran – aseguró haciendo que mi sonrojo empeorara, sus dedos hicieron una extraña simulación de las chispas moviéndose frente a su cara.

Me reí por lo bajo, recién me conocían y ya habían empezado a avergonzarme. Seth simplemente la miraba, pero sin que lo dijera sabía que estaba técnicamente gritándole que se callara.

- ¡Vale, vale ya basta! – Intervino Sunny, sin embargo, también se estaba riendo – yo me llevare a este par, tío. Déjamelo a mí, yo me encargo – prometió una vez que empujaba hacia la puerta a la parejita, quienes seguían riéndose entre nuestras caras y algún chiste privado.

Tanto Seth como yo, nos quedamos solos en la cocina, ambos en un incómodo silencio. Traté de controlar la sonrisa arrogante que se fue formando en mi rostro rápidamente, al pensar en una manera de molestar a Seth, pero no pude, terminé sonriendo ampliamente.

- Entonces… piensas mucho en mi ¿eh? – Me encogí entre hombros – Al menos tienes lindos pensamientos… no puedo culparte – me reí por lo bajo cuando lo miré, sus ojos estaban entrecerrados.

- ¿Tú también? ¿Enserio? – bufó.

Me carcajeé y por puro impulso lo abracé, se veía tan jodidamente avergonzado que no se me ocurrió hacer otra cosa.

- Cálmate, no te demandare por ello. Tal vez solo te golpee por ponerme un apodo tan incómodo – me separé de él y le golpeé el brazo.

- Hey, hey, me agradaba más el abrazo – abrió sus brazos en una clara invitación – vuelve aquí – ahora fue él quien me abrazo, y para qué negarlo, me deje hacer sin voluntad para alejarme. Respiré profundamente ¿Por qué olía tan bien? Hundí mi rostro en su pecho y mis risas se fueron silenciando poco a poco, en cuestión de segundos, volvimos a quedarnos en silencio, pero no era para nada incómodo.

- Siento lo de “chica vampiro” – murmuró sobre mi coronilla.

- ¿Quién me apodó de esa forma? – murmuré contra su pecho.

- Es un apodo viejo, solían llamar así a Bella. Ahora que estas en una situación similar, te lo has ganado.

- ¿Situación similar? – fruncí el ceño y alce mi rostro para mirarlo, me encontré siendo receptora de su atención. Resultaba gracioso cuan pequeña me sentía al notar cómo me miraba desde varios centímetros más arriba.

Asintió – Sabes más de la cuenta y bueno – suspiró y su mirada se desvió a un punto desconocido – sales con un vampiro.

- Oh…

Quise decir algo más, sentía que él lo esperaba pero estaba a punto de decirle “Lo siento, Seth. Déjame encuentro mi cerebro, se me cayó por aquí cerquita… ¿sabes qué? No lo encuentro. ¡No se me ocurre nada!” ¿Por qué le diría algo? No tengo razones para rendirle cuentas – me regañé internamente – entonces ¿Por qué sentía que si?

El característico sonido del horno, resonó en la cocina, avisando que los ponqués estaban listos. Salvada por la campana.

- Emm… creo que revisaré los ponqués de tu hermana – me ofrecí – no quiero que Leah termine regañándola por mi culpa, después de todo ella fue quien sacó a Natalie y Collin para que nos dejaran en paz.

Natalie… Al mencionarla, recordé su extraño comportamiento y por tanto regresaron las preguntas.

A regañadientes afloje mis brazos y me aleje de él, sin protestar me dejo ir al horno. Busqué los guantes de cocina que eran de un chillón color rojo y me los puse. Apagué el horno y seguidamente me agache para luego abrir la compuerta con cuidado. El vapor empezó a golpear mi cara en molestas pero sutiles olas de humo con olor a vainilla. Tome la bandeja y haciendo equilibrio para que ninguno se cayera, la sostuve en mi mano derecha mientras con la izquierda cerraba la compuerta. Deje la bandeja sobre el mesón y luego me quite los guantes para dejarlos al lado de la misma.

- Se ven deliciosos – murmuró cuando de repente se encontraba justo a mi lado.

- Si… – respondí distante, mirando la puerta fijamente.

- ¿Un dólar por tus pensamientos? – dijo Seth, llamando mi atención.

- ¿Qué? – pregunté confundida.

- Puedo escuchar como tu mente trabaja a toda marcha – explicó – ¿Qué pasa? ¿En qué tanto piensas? ¿Algo va mal?

- ¿Me creerías si te dijera que en lo preocupante que es el calentamiento global? – solté sabiendo que era inútil.

Frunció el ceño también y movió la cabeza en negativa – En lo más mínimo.

Suspiré – Entonces, supongo que tendré que decirte la verdad…

- ¿Qué es lo que estas maquinando ahora?

Me mordí el labio inferior y me quede callada. Sabía que en el fondo quería contárselo aunque fuera una más de mis características novelas mentales, pero tenía miedo de que se burlara de mí.

- Estoy esperando, Caroline – presionó amablemente, con una sonrisa tímida en su rostro.

Suspiré en señal de rendición – ¿Notaste lo extraña que estuvo esta chica, Natalie?

- ¿A qué te refieres?

- ¡Sí! – susurré por lo bajo – estaba todo bien hasta que le dije mi apellido, entonces empezó a actuar como si estuviese nerviosa – me miro extrañado y yo puse los ojos en blanco - no me digas que no lo notaste ¡porque hasta un ciego pudo haberlo visto!

Asintió por un momento – Te mentiría si dijera que no lo note, pero no le di mucha importancia siendo sincero.

- Desde hace unas semanas atrás, me di cuenta que las más mínimas cosas pueden ser la clave para descubrir cosas enormes, por eso estoy siendo tan detallista con esto…

- Entonces ¿Qué piensas sobre eso? Porque en el poco tiempo que tengo conociéndote, he notado que cuando insistes con algo es porque te traes algo entre manos.

- En verdad, ya tengo teorías…

- Escucho, soy todo oídos – concedió.

Tome una respiración profunda antes de hablar - La primera; esa chica es extraña y actúa como tarada siempre, y la segunda mi apellido le trajo un recuerdo que se negó a admitir, y siendo completamente sincera soy una fiel defensora de la última. Por su forma de actuar, ella mintió cuando negó todo lo relacionado con la palabra Roses e hizo un gran esfuerzo, en vano debo resaltar, para que yo no lo notara.

- ¿No crees que estas siendo un poco paranoica?

- No, estoy siendo meticulosa, es muy diferente – me defendí.

- Es solo una suposición, solo un tal vez…

- Mucho de los grandes descubrimientos del mundo han empezado con un tal vez ¿sabías? – repliqué aun entre susurros.

Él sonrió y rió entre dientes – Viendo que no hay manera de quitarte lo que sea que te esté pasando por la cabeza ¿Qué harás al respecto?

- Voy a investigar, llegare al fondo de esto o dejare de llamarme Caroline Roses.

- ¿Cuál es tu segundo nombre? – se interesó de repente.

- Allison… ¿por qué? – respondí extrañada de forma automática.

- Porque estas siendo paranoica y no hay ningún fondo aquí por tanto no llegaras a nada… pero al menos tienes un segundo nombre lindo, Allison Roses también queda bien… – meditó mirando a la nada, como si estuviera considerando una nueva forma de llamarme.

- ¡Seth! ¡No estás ayudando! – me quejé, empujándolo hacia atrás en su hombro derecho, pero apenas se movió, eso hizo que él se carcajeara.

- Esta bien, lo siento, no te pongas agresiva.

- ¡Entonces tu no me digas loca!

- Eso no fue lo que dije.

- Lo insinuaste, es lo mismo.

- Bueno, le pido disculpas señorita Holmes, porque en eso te convertirás ahora, en una especie de Sherlock ¿no? – preguntó burlón.

Iba a quejarme pero en vez de eso, sonreí cuando una idea ilumino mi mente.

- Si, exactamente. Y tú serás mi Watson.

- ¿Qué? – preguntó de vuelta, sin comprender al escucharme.

Rodé los ojos – ¿No sabes quién es Watson? A ver te explico, seré Batman y tu Robín, ¿mejor?

Rodó los ojos – Sé quién es Watson, no me refería a eso. Si no a que, ¿en qué parte entro yo en todo ese raro plan tuyo?

- Tú la conoces, seguro también a su familia, entonces, eres de gran utilidad para mí, completamente elemental mi querido Watson.

-

 Negó con la cabeza mientras me miraba incrédulo – ¿Tengo opción?

– No, no la tienes. Entonces… ¿estás dentro?

– Claramente, acabas de decir que no tengo opci…

– Eso quería escuchar – lo corté satisfecha por su respuesta. Reí halándolo por el brazo en dirección a la puerta – salgamos un rato, necesito buscar a Carlie.

Cuando salíamos de la cocina, justo en el marco de la puerta, apareció una mujer morena, de edad avanzada, con algunos cabellos blancos haciendo contraste contra el negro azabache del resto, tropecé con ella al no notar su presencia, pero inmediatamente la tome de un hombro para evitar que llegara a tropezar y cayera por mi culpa.

– Lo siento señora, discúlpeme, no estaba mirando hacia donde iba – dije rápidamente, apenada.

– No es nada, muchacha. Todo está bien – aceptó ella, mientras alzaba la mirada con una sonrisa amable en su rostro.

La correspondí al instante ante la calidez que dicha abuela me transmitía, sin embargo, ese momento de amabilidad duro muy poco, cuando la anciana dejo de sonreír y me miro como si acabara de ver a un fantasma, sus ojos se abrieron tanto que llegó a intimidarme, su rostro palideció y lo siguiente que vi fue como Seth me hacía a un lado para atraparla antes de que su cuerpo se batiera contra el suelo. Se había desmayado.

– ¡Melissa! – exclamó cuando logro tenerla en brazos.

Escuche como una voz femenina gritaba “¡Abuela!” a lo lejos, pero apenas fui consciente de ello. Me quedé pasmada a un lado de la  puerta, viendo como seis personas más entraban a la cocina con el pasar de dos segundos. Entre ellas, estaban Leah, Sunshine, Natalie y Collin, el otro par, una mujer de edad avanzada muy parecida a la desmayada acompañada de un moreno que era tan alto como Seth, de ojos grises.

– ¿Qué le paso? – me preguntó Leah, para ese momento ya Sunny había corrido a buscar el kit de primeros auxilios, Collin sostenía el cuerpo de la señora, que se encontraba en una de las sillas de madera que conformaban el comedor, y Natalie, la otra mujer y el otro moreno que desconocía, estaban rodeándola. Seth se paró justo a mi lado cuando estaba a punto de responder, me miró como si me preguntara si todo estaba bien y yo en respuesta le di un débil asentimiento.

– No lo sé, solo tropezamos y simplemente se desmayó de un momento a otro.  – respondí nerviosa, estaba preocupada y un poco asustada. Todos tenían la vista fija en mí, esperando una respuesta concisa que yo no sabía dar. A excepción de Natalie, sus ojos estaban cristalinos y llameantes a la vez.

– Su piel esta helada y su rostro demasiado pálido – comentó la mujer morena, en el momento que se señaló tal punto volví la vista hacia el cuerpo que era sostenido porque de lo contrario se habría estampado contra el suelo. La forma en la que sus labios blancos hacían contraste con el resto de su piel morena, me causo una punzada en el estómago.

– Tía Marie ¿Tendrá que ver con su corazón de nuevo? – preguntó el moreno de ojos claros que estaba junto a Leah.

– No, solo es un desmayo – aseguró.

– ¡Todo esto es su culpa! – gritó Natalie de repente, me tomo un par de segundos darme cuenta que se refería a mí – ¡Ustedes siempre serán los culpables de todas las infelicidades de mi abuela! ¡Lárgate de aquí, ahora!

– ¿De que estas hablando? – pregunté sin comprender.

– Nath, mi amor, calma – pidió Collin con voz pasiva pero controladora a la vez.

– ¡Solo vete! ¡Aléjate de mi abuela! – insistió ella ignorándolo.

– ¡Ya basta Natalie! – intervino Seth parándose frente a mí, como si pudiese así, escudarme de las palabras – Cálmate, Caroline no tiene la culpa de nada.

– Ella y los suyos siempre han sido dolor ¡nada más que eso!

– ¿De qué demonios estás hablando? – solté angustiada, no entendía nada.

Sunny volvió a la cocina con lo que se le había pedido y apresurada se lo entregó a Natalie y la mujer que según había entendido se llamaba Marie. Sin embargo, pude ver como miraba la escena extrañada, ella tampoco la entendía.

– Simplemente sácala de aquí – pidió el desconocido a Seth.

– ¿Por qué harían tal cosa, papá? No puedes hacerlo solo porque a Nath le ha dado otro de sus arranques – me defendió Sunny.

¿Papá?... note al instante de dónde venían los bonitos ojos de Sun.

– Es un momento familiar, Sunshine. Y que me disculpe la señorita, pero creo que necesitamos privacidad, así que por favor… – me pidió.

– No hay problema, me voy – dije con tono seco – con permiso… – iba a darme vuelta cuando Seth tomó mi mano en un agarre firme y dijo sin dejar de mirar a su cuñado.

– Nos vamos – sin decir nada más, me guió rápidamente hacia la puerta, lo seguí sin soltar palabra.

Cuando salimos, vimos que varias personas estaban allí quizás apreciando el espectáculo o solo preocupados por el estado de la señora, no me detuve a pensar en ello. Me bastaba con la impotencia, la incomodidad y sobre todo el susto que envolvía mi estómago y mi pecho en ese momento, aunque tan solo un rostro moreno – que pertenecía a una mujer de cabello negro y largo – lleno de largas y notorias cicatrices llamo mi atención. Cargaba en sus brazos a un niño de unos cinco años como promedio, aparte la mirada lo más rápido que me fue posible, para no ser grosera.

No nos detuvimos hasta estar hundidos en el bosque. Su caminar indicaba que le urgía alejarse del lugar, no me quejé dado a que yo me sentía de la misma manera. Tenía esa sensación incomoda y desagradable de haber sido echada de alguna forma por arruinar la fiesta. Yo tenía la culpa y ni siquiera sabía porque. Seth no había vuelto a hablar, lo sentía molesto, podía percibirlo por la forma en la que su mano temblaba contra la mía y la apretaba con mucha fuerza, pero no tanta como para lastimarme.

– ¿Estas molesto? – pregunté cuando el silencio me aturdió, me detuve y hale su mano hacía mi para que él también lo hiciera. Ya nos habíamos alejado lo suficiente.

- No. – murmuró soltando mi mano y dándome aun la espalda camino unos cinco pasos más. Sentí el frio envolver mi palma cuando me alejo de su tacto, me cruce de brazos para darme calor, hacia bastante brisa aún.

 Sus manos se hicieron puños y lo escuchaba respirar sonoramente, note un mínimo temblor en su cuerpo que empezaba desde sus piernas hasta sus hombros.

– Pues lo parece – murmuré frunciendo el ceño y dudando en si debía acercarme o no.

No dijo nada. Cansándome de su silencio que solo me hacía sentir peor de lo que ya me sentía, camine los cinco pasos que nos separaban y finalmente me detuve frente a él.

– ¿Podrías explicarme porque qué Natalie me culpo?  – solté cuando sentí que mi mente estaba demasiado aturdida por mis propios pensamientos como para seguir callada – Yo no tuve nada que ver Seth, lo juro. Tú estuviste allí, esa señora solo se desmayó al verme ¡Como si mi aspecto la aterrara!

– Caroline, cálmate. Todo está bien, no es tu culpa – respondió lejanamente mirando al frente, y dado a la diferencia de estaturas, obviamente no a mí.

- Pero esa chica dijo… - insistí como niña pequeña, esperando que me prestara atención porque sentía que iba a estallar.

– Estaba alterada, dijo lo primero que le vino a la cabeza.

– ¿Pero porque yo? – Solté llena de impotencia – no sabes lo mal que se sintió, no tienes una idea. Estoy tan avergonzada porque  tengo la culpa de algo de lo que no tengo ni idea de que es, solo quiero correr aunque a la vez quedarme y gritarle como ella lo hizo conmigo,  pero no puedo defenderme de algo que desconozco, es desesperante – las palabras salían de mis labios chocando unas con otras, simplemente quería decir todo lo que se me pasaba por la mente y así poder encontrar alguna respuesta  a lo que había pasado. Al ver que Seth no decía nada, mi parloteo no paraba, como siempre que estaba nerviosa no podía parar – Sigo sin creer que su nerviosismo haya sido la única razón por la cual ella me hablo de esa manera. Dijo que “nosotros” éramos los culpables de todas las infelicidades de su abuela  ¿de quienes más hablaba? No tiene sentido, Seth. Natalie tiene algo en mi contra y está vinculado con mi apellido, nadie me saca eso de la cabeza.

– No deberías estar tan cerca, vuelve atrás – me ordenó con voz contenida, sorprendiéndome y haciéndome alzar la mirada, mi vista se había clavado en el suelo a mitad de mi monologo. Su cuerpo temblaba más notoriamente en ese momento, algo andaba mal con él y yo solo estaba hablando como loca sin darme cuenta. Quizás se había enfadado demasiado y se había arrepentido de llevarme con él a la reunión y estaba planeando la mejor manera de darme una patada en el trasero directo hacia mi casa.

– ¿Tú también quieres que me vaya? – pregunté con miedo a su respuesta.

Si era así quería saberlo, aunque una respuesta positiva me lastimara.

Bufó y por fin bajo la mirada – Por supuesto que no, estoy contigo ahora,  ¿eso no te dice nada? – ¿Porque hablaba como si le costara soltar cada palabra?

– Me dice que eres un caballero y no querías dejarme ir sola.

Tragó grueso – Pues hay más, mucho más detrás de lo que sea que mi comportamiento te diga – volvió a darme la espalda – necesito alejarme, tan solo un momento…

– ¿Por qué? – lo interrumpí volviendo a pararme frente a él, deteniendo su paso – Si lo que quieres es que me largue, dímelo ahora mismo, dime por donde está la playa, una vez que este fuera del bosque se defenderme – aseguré – pero no me digas ahora que necesitas alejarte porque tienes miedo de decírmelo y lastimarme, se claro, Seth. Así funcionan las cosas para mí.

– ¡No es lo que piensas! ¡No seas terca! – exclamó insistiendo en irse, pero yo seguía obstruyéndole sus planes.

– ¡Entonces dime que rayos te pasa! – imité su tono, la situación era extraña y lo que hacía todo más raro era que de alguna manera me lastimaba que de un momento a otro fuera tan indiferente.

– Puedo lastimarte – dijo entre dientes, para ese momento los temblores de su cuerpo aumentaron, por un momento pensé que convulsionaría – no se controlar mi ira, volver a esto es empezar desde cero…

– ¿Lastimarme? – Insistí sin comprender – tú no lo harías.

– No en mis cabales, nunca intencionalmente.

– ¿Entonces?

– Cuando los lobos sentimos rabia es algo complicado, con el tiempo puedes manejarlo pero cuando dejas de moldear tu temperamento se hace difícil… – hizo una mueca, viéndose perturbado.

Yo solo quería que lo que sea que le estuviera pasando se fuera y lo dejara en paz, había dejado de preocuparme por mis propios sentimientos, lo único que importaba en ese momento es que el estuviera bien. No entendía del todo lo que me decía pero tenía que arreglarlo, no se me ocurrió nada más, que tomar su rostro entre mis manos, y apoyar mis palmas sobre sus mejillas. Su ceño se relajó sutilmente.

 – Contrólate – prácticamente le exigí mirándolo directo a los ojos, parecía un poco asustado y preocupado – tú no me harás daño y yo no iré a ninguna parte.

– Caroline…

– Cierra los ojos y respira profundo varias veces, Seth.

Escuché como balbuceaba algo más, pero finalmente no quiso seguir discutiéndome y terminó haciéndome caso. Yo seguía con las manos acunando sus mejillas y la vista firme en su rostro. Con el pasar de unos diez minutos los temblores fueron desapareciendo poco a poco hasta que Seth se quedó completamente quieto frente a mis ojos, con los suyos aun cerrados.

– ¿Qué es lo que acabas de hacer? – preguntó muy bajo, escuchándose más tranquilo que antes.

– Eso hacía mi madre cuando papa se enfadaba, ella tomaba su cara entre sus manos y hacia magia, pensé que ayudaría de algún modo, a mí me ha funcionado. Es algo tonto, pero no se me ocurrió otra cosa, confió bastante en cada cosa que aprendí de mis padres – confesé un poco avergonzada –Entonces, que me dices ¿Mejor?

Abrió los ojos – Perfecto…gracias.

Estudié su mirada por un par de segundos, verificando la sinceridad de sus palabras – No ha sido nada ¿Aun quieres que me vaya? Sinceridad por favor.

– No, siento eso, pero solo me urgía que te alejaras de mi – sonrió tímido – cosa que no hiciste, deberías hacerme caso cuando te digo que es peligroso…

– Tu deberías dejar de ordenarme cosas, odio que hagan eso – respondí apartando mis manos de su cara – por ende casi nunca obedezco – reí por lo bajo y me crucé de brazos – ¿Qué fue lo que te paso?

Suspiró – Es lo que más odio de ser un lobo. La falta de control en algunas ocasiones.

– ¿Estas consciente de que no entiendo nada de lo que hablas? – pregunte irónica.

Sonrió divertido y tomo mi mano sin vacilar para luego adentrarnos más en el bosque – Cuando un lobo iniciado, por llamarlo de esa forma, se enfada así sea por la más mínima de las cosas, lo más recomendable es que no hayan humanos cerca…

– ¿Por qué?

– ¿Alcanzaste a ver a una mujer con el rostro lleno de cicatrices fuera de la casa de Leah? – suspiro profundamente y sacudió la cabeza un par de veces –Tal vez no la viste, te saque de ese lugar lo más rápido que pude…

– La vi, cargaba a un niño de unos cinco años en brazos, ¿no?

– Si, su nombre es Emily Young, es mi prima y el niño es su hijo menor, Samuel.

– ¿Qué tiene que ver ella con lo que estamos hablando?

– Esas cicatrices, se las hizo su actual esposo, padre de sus hijos, Sam.

– ¡Oh por Dios! ¿Por qué le hizo algo tan horrible? – exclame sorprendida, ¿cómo ella había podido perdonarle tal cosa?

Frunció el ceño – Fue algo que nos impactó a todos aquí, todos pensamos mal pero cuando supimos la verdad lo entendimos. Aún recuerdo lo mal que estaba Sam…

– La que debía estar mal era ella, si me lo preguntas – repliqué algo desconcertada por la forma en cómo se interesaba en el animal que había sido capaz de deformarle la cara a su propia mujer y no en ella, la víctima.

– ¿Podrías escucharme un momento? – Insistió tragándose la sonrisa que quería esbozar en ese momento – eres completamente acelerada, santo cielo.

Puse los ojos en blanco – Vale, escucho.

– Esta bien, escucha y entenderás que aunque no se justifica no fue su culpa… Obviamente ella estuvo mal, pero él no estuvo muy contento con lo que hizo. Sam estaba demasiado molesto, perdió el control y Emily demasiado cerca…  – frunció el ceño – estoy seguro de que nunca dejara de sentir remordimiento por ello, ella y sus hijos son lo más preciado para el… no fue su culpa, era nuevo en esto y no sabía controlarse.

Fruncí el ceño – O sea, cuando se enfadan, pierden el control con facilidad y… ¿se transforman en lobos?

– Exactamente, es casi imposible de controlar cuando esta todo recién. Con el tiempo se adquiere práctica y no es tan difícil.

– ¿Eso era lo que te aterraba hace un momento? ¿Convertirte en lobo?

– Lastimarte – toco mi mejilla derecha con la yema de sus dedos, suave y delicadamente, como si su tacto hiciera una reverencia en contacto – sentía mucho miedo de que vieras una parte de mí que posiblemente terminaría alejándote de mí. No soy nuevo en esto, pero he perdido gran parte de ese autocontrol, aunque no tanto como para llegar al nivel de un iniciado… Había abandonado mi espíritu lobo, mi vida era lo más humana posible hasta hace poco, por tanto casi había olvidado todo lo relacionado a esto, lo había suprimido en mi mente.

– ¿Por qué abandonaste tu espíritu lobo?

Sonrió amargamente – El hecho de vivir eternamente dejo de interesarme.

– ¿No te gusta ser lo que eres?

– Al principio pensaba que era la cosa más genial y divertida que había podido pasarme, lo disfrutaba en realidad– se rió por lo bajo mientras miraba al frente, como si los recuerdos estuvieran allí – Para un chico de quince años, pertenecer a una pandilla de fortachones que luchan contra el mal, es la vida de uno de esos superhéroes que ha admirado en su niñez, vuelta realidad…

– Pero… – insistí, sabiendo que venía la parte oscura de la situación.

– Mi padre murió y poco después me transforme, fue como un acto reflejo ante lo fuerte que fue perderlo… fue como encontrar algo en lo que pensar, algo lejano al vacío que había dejado Harry al irse. Leah también se transformó casi a la par, y bueno, aunque era insoportable antes, me sentía emocionado ante la idea de que ella nunca se iría. Solo temía por mi madre, Sue…

– Que lindo nombre.

Sonrió con adoración, el solo pronunciar su nombre hacia que su rostro se iluminara ante los recuerdos que seguro llegaban a su mente.

– Nunca me gustó la idea de que ella se iría como papá. Luego de que él murió nos unimos más que nunca, pensaba que ella tendría una vejez larga y sana junto a Charlie…

– ¿Charlie? Espera un momento, ¿Charlie Swan?

– Fue la pareja de mi madre un par de años, luego ella murió de cáncer… – frunció el ceño.

Me abracé a su brazo y el apretó más el agarre de nuestras manos – Lo siento. Si no quieres hablar más de ello, está bien…

– ¿Aun quieres saber porque opte por ser humano los tres pasados años?

– Si, pero…

– Me hace bien hablar de esto, si es lo que te preocupa. Nunca he hablado de esto, al menos no voluntariamente con nadie. Y me agrada la idea de que lo sepas.

– Este bien, sigue… – murmuré aun apoyada en su brazo.

– Cuando ella se fue quede solo – se encogió entre hombros – cuando se está solo no hay muchos ánimos de hacer muchas cosas y menos de “vivir eternamente” – hizo las comillas con su mano libre – suena demasiado perfecto y no lo es. No tenía ánimos de nada así que deje el rollo de la manada y me fui a vivir solo, como humano, para dejar que las cosas corrieran su curso como debía ser.

– ¿A ese viaje te referías aquel día en la casa Cullen? – relacioné,  recordando nuestra antigua conversación.

– Si, exactamente.

– Entiendo, cuando mis padres murieron solo pensaba en que llegara el momento de irme con ellos a donde quiera que hubiesen ido…

– Esa era la sensación. Fui un cobarde y me oculte, como si pudiese paralizar las cosas de ese modo, ahora que he vuelto recuerdo lo bien que la pasaba con esas personas de las que me aleje y me arrepiento de haberlo hecho.

– Una vez, alguien me dijo “no estás solo, aunque pienses que lo estás. Siempre hay alguien a quien le importas y tienes que seguir por ellos”

– Es una bonita forma de pensar.

– Una muy sabia. Así comprendí que el hecho de que estuviese sola no significa que en realidad lo este. Por eso interrumpí el viaje y volví a casa si se puede decir de esa manera – sonreí.

– Tenías nueve cuando murieron ¿verdad?

Solamente asentí mientras alzaba el rostro hacía Seth. Seguía mirando al frente y su perfil se veía enteramente hermoso y perfecto.

– ¿Cómo es posible que una niña de nueve años me ganara en madurez y fuerza considerando que cuando a mí me paso yo tenía veinte?

Rodé los ojos y me aleje de él para mirarlo de frente – No te gane en nada, solo tuve personas que me dijeron las cosas que necesitaba entender. Creo que la verdadera cuestión es que te tomo más tiempo darte cuenta de que aun tenías compañía, tu hermana, tu sobrina, tus amigos… Abigail.

Una punzada dio directo en mi estómago y al instante sentí como si un balde de agua fría se vaciara sobre mí.

Medio sonrió – Abbie fue un gran apoyo para mí, la conocí un año después y bueno, todo se volvió menos basura con su compañía. Es una gran chica, increíble.

– ¿Hace dos años que están juntos? – Quise saber – debes quererla mucho.

Claro tarada, es su novia ¿Cómo no va a quererla?...

– Lo hago y le deseo lo mejor.

Seguramente están comprometidos… esperen un momento…

– Eso sonó como una despedida ¿o es mi imaginación?

– Podría llamársele así a una ruptura, supongo.

– ¿Rompiste con ella? – pregunte sorprendida.

– Ayer decidimos que era lo mejor para ambos. Seremos buenos amigos, quedamos en buenos términos, es alguien especial para mí absolutamente, pero esto es lo mejor.

– ¿Pero… porque? – ¿Podrías disimular un poco que te importa hasta el último detalle de su vida, Roses?

– Apareció alguien más he hizo que todo cambiara – me sonrió y luego volvió la vista al frente.

No es lo que estás pensando, detente, no, basta, deja de pensar esas cosas, Caroline.  Estaba reprendiéndome mentalmente desde hacía unos varios minutos en los que el guardo silencio, pero yo termine rompiéndolo ansiosa por dejar de pensar estupideces.

– ¿Por qué estabas tan molesto antes? Nunca me lo dijiste…

– Es una tontería…

- Me gustaría escucharla de todos modos.

– Ok. Sé que insistirás hasta que te lo diga.

– No a menos que eso te incomode más, si es así, cerrare la boca y dejare de joder. Ya he armado bastante desastre por hoy…

– Fue eso exactamente lo que me hizo enfadar, tú estás incomoda y lo odio, te invite para que conocieras a mi familia, a los chicos, y ellos solo te hicieron sentir incómoda. Natalie te hizo sentir mal gritándote como histérica, Alphonse se portó grosero contigo y sé que ahora tu solo te quieres ir de aquí y quizás no quieras volver, aunque no me lo dices para no hacerme sentir mal…

– Respira, Seth – lo interrumpí – No tienes que sentirte incomodo por eso, enserio. Me agradaron, todos los que pude conocer fueron muy amables, y bueno, luego se complicaron las cosas y no salieron como habríamos querido ¿pero eso que? No me arrepiento de haber venido, si es lo que piensas. Sunny es un encanto, Leah es muy agradable y no tengo nada en contra de Collin, Natalie está loca y Alphonse tal vez no supo cómo más reaccionar…

– Sea lo que sea, te humilló y luego me las arreglaré con él.

– Seth no quiero ser el motivo por el que discutas con el esposo de tu hermana, por favor. Quédate tranquilo, yo misma resolveré todo esto…

– ¿Cómo?

– Con respecto a tu cuñado, no volveré a poner un pie en su casa.

– Caroline…

– No Seth, no soy bienvenida allí y es mi última palabra, si regreso aquí será tu casa o la de cualquier otro pero no esa casa.

Suspiró – Está bien.

– Con respecto a Natalie hablaré con ella, me quede enganchada con lo que acaba de pasar, quiero venir a hablar con la señora y con ella, quiero explicaciones. Tendrá que dármelas y se pone histérica de nuevo, no me agarrará con la guardia baja. No tiene porque cúlpame de nada, porque no tengo la culpa de nada, según lo que escuche la señora sufre del corazón, si le da un infarto no puede ser mi culpa, punto.

– Sé que antes te dije que estabas dándole importancia a algo que no lo tenía, pero ahora, con lo que Natalie dijo… definitivamente apoyo tu segunda teoría.

Sonreí satisfecha – ¿Enserio? ¿Eso quiere decir que me ayudaras? – pregunte emocionada.

– Lo haría de cualquier modo, por supuesto.

– Awww ¿te he dicho que eres genial Seth? Podría abrazarte como un oso de peluche hasta romperte las costillas ahora mismo – solté muy contenta.

– Hazlo – me animo con una sonrisa.

– ¿Podrías ser aún más genial? ¡Estas arriesgando tus costillas! – me burlé mientras lo abrazada de costado y el rodeaba mis hombros con su brazo. – Enserio, gracias por apoyarme en esto, es importante para mi averiguar porque ella me culpó.

Estaba distraída cuando sus labios besaron mi frente, así que cuando lo noté ya se había alejado. Solo pude sonrojarme y sonreír tontamente por ese gesto. Esa vez, en vez de reprenderme mentalmente solo me repetía una y otra vez que no estaba mal porque solo éramos buenos amigos.

¿Amigos en menos de una semana? Si… estoy loca.

– ¿Sabes que te haría aún más genial? – me mordí el labio indecisa en si tal vez pedirle tal cosa seria pasarme de la raya por hoy… pero estaba ansiosa por ello y la expectativa estaba matándome.

– ¿Qué se te ocurrió ahora? – Pregunto divertido – no voy a secuestrar a Nath y torturarla hasta que confiese, aclaro.

Me reí y lo empuje lejos de mí para luego pararme frente a él – Es una buena idea, pero ahora no la considerare, quizás más tarde – bromeé – por ahora te pediré algo más sencillo.

Me miró con ojos entrecerrados – ¿Qué cosa?

– Solo si crees que es seguro y todo el rollo…

– Dímelo.

– ¿Podrías transformarte? – solté de golpe. Listo, lo dije.

– ¿Qué?

– Quiero verte como lobo, Seth. ¿Así o te lo explico con manzanitas? – me lleve las manos a la cintura.

Frunció el ceño – ¿Aun cuando te conté lo que paso con Emily no sientes miedo de tener un lobo cerca?

– No lo siento, si ese lobo eres tú – expliqué – entonces… ¿podrías?

Me miró indeciso por un par de segundos – Deja de hacer esa cara… – pidió de repente.

– ¿Cuál? – Pregunte extrañada – no puedo, es la única que tengo, ¿estás loco?

Suspiro y se rio para sí mismo – Es aun peor, ni siquiera lo intentas. Estoy jodido, eres mi kriptonita, enana.

Me reí nerviosamente al recordar que yo había usado ese mismo término con él – ¿Complejo de superman grandulón?

 Sonrió pícaro –  ¿Te gustaría ser mi Lois Lane?

¡Y aquí viene el sonrojo de nuevo!

– Si claro, en tus sueños – puse los ojos en blanco – entonces, ¿te quitaras las gafas frente a mi o no?

Se carcajeó – En realidad, en términos lógicos, los lobos nos quitamos la ropa.

Abrí los ojos desmesuradamente – Emmm… supongo que… tengo que cerrar los uh, ¿ojos?

Se rió con más fuerzas – Mira que adorable tu sonrojo mi Lois Lane – beso mi mejilla caliente antes de caminar en sentido contrario al que íbamos.

– ¿A dónde vas?

– No pensaras que me transformare frente a ti, tengo buscar mi cabina telefónica que en este caso seria, mmm… ¿un arbusto? – Volvió a reírse – dame un par de minutos.

Asentí y se me salió una risita tonta – Ok, pero apresúrate.

Me limite a esperar de brazos cruzados, dándole la espalda a los árboles en los que lo había visto adentrarse. No calcule cuantos minutos pasaron, ni pude calcular cuantas veces moví mi pie con impaciencia contra el suelo buscando distraerme mientras esperaba.

Me reía para mis adentros ante lo rara que era la situación. Estaba esperando que un chico se transformara en un gran lobo para luego acercarme y apreciarlo de cerca. Sentía que deliraba algunas veces, pero estaba consciente que todo era real y todo se volvía aún más interesante cada vez.

Escuché el movimiento de los arbustos y supe que estaba de vuelta. Tomé una respiración profunda y cerré los ojos repitiéndome que era lo que yo quería, que no debía sentir ningún tipo de temor porque se trataba de Seth y yo tenía que reaccionar lo mejor posible para no hacerlo sentir mal.

Rodé sobre mis talones y lo vi, a la misma distancia que la vez pasada, fue como si fuera el mismo momento repitiéndose ante mis ojos. El gran lobo de pelaje arena estaba parado frente a mí a un par de metros, sus ojos fijos en los míos. Si fuera un animal común me habría sorprendido el nivel de concentración que estaba teniendo.

Con cautela, con pasos largos y firmes me acerque, maravillándome con cada paso que daba. Era tan grande como un caballo, por tanto tenía que alzar el rostro para mirarlo, parecía una criatura sacada de un cuento de hadas pero al mismo tiempo intimidaría a cualquiera, sin embargo, eso no le quitaba lo hermoso que era.

El color de su pelaje brillaba y al tocarlo mis manos se movieron y abrigaron con la suavidad del mismo, me encontré acariciándole el lomo mientras lo detallaba meticulosamente. Era una criatura elegante y fuerte, y sobre todo enorme, capaz de hacerle caer los calzones a cualquier turista que se lo encontrara.

En un momento sus patas se doblaron y quedo acostado junto a mí, aun mirándome. Sonreí y me agaché, lo miré de frente y sintiéndome una completa demente susurre: – Eres hermoso, Seth. Muy, muy hermoso.

Lo que recibí como respuesta fue un lametón en la mano que jugaba con el pelaje de su cabeza – ¿Interpreto eso como un gracias? – me reí.

Sentía muchas emociones dentro de mí, inexplicables pero hermosas, era como esa sensación de adoración hacia él, estaba completamente deslumbrada, sin manera de revertirlo, me recordó a la noche en la que nos conocimos, sentía esa atracción de nuevo, sentía que… lo quería. Sí, no había otra manera de definirlo.

Ilógico pero verdadero.
 
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Hola mis chicas, ¿que tal estan? espero que bien, aqui les dejo el capitulo 27 :D espero que haya sido de su agrado y les inspire comentarios, el 28 esta en proceso ya y les aviso que quedan solo un par de capitulos mas y termina esta primera parte asi que necesito sus opiniones para empezar con todas las pilas la segunda... por ahora les digo alguns cositas que puede que alguna no entienda del capitulo: Lo de superman, algunas sabran que el se cambia el traje en una cabina telefonica y que su pareja es Lois Lane, para las que no, bueno ahora saben porque Caroline y Seth bromeaban con eso... por otra parte, les gusta como he puesto la relacion de ellos? quiero saber si voy por buen camino.
 
Se que una vez les propuse que si un capi llegaba a una determinada cantidad de comentarios publicaria y bueno las cosas no salieron como planee, pero aqui vuelvo como el perro arrepentido(? jajajaja proponiendo lo siguiente...
 
Si este capitulo llega a 20 comentarios - creo que los merece porque son 19 paginas de word, largo para compensar todo - se publicara pronto, se que tal vez no confien en mi pero mi intencion es terminar "Dividida" antes de octubre asi que ayuden un poquito con los animos va? se que muchas - y quiero pensar muchos - leen este fic asi que no se vayan sin comentar, no es justo que yo les de casi 20 paginas y no reciba ni 20 comentarios, se que lo hago porque me gusta y no me deben nada a cambio, pero si lees y te gusta, seria lindo dejarlo escrito aqui abajo, no sabes como animan los comentarios.
 
Para mis amadas y fieles lectoras que tanto amo un masivo gracias por todo*---* son geniales, una de las mejores partes de mi vida *-* por y para ustedes siempre my lovers :3 gracias por sus comentarios fieles!
 
Este capitulo quiero dedicarselo a dos personitas super importantes para mi: Citlali y Alexia las amo asi infinitamente siempre me apoyan en todo y eso nunca lo olvidare.
 
Sin màs que decir, cambio y fuera babies!
 
Hasta pronto!
 
CaroRmz.